Mirador 14/08/2024

Opinión
/ 14 agosto 2023

Me entristeció la muerte de mi amigo –y querido compadre– Eloy Cerecero Sandoval.

Pintor extraordinario, director que fue de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Coahuila, enriqueció con su vida y con su obra el arte de nuestra tierra, a la que retrató magistralmente con sus pinceles y colores. Excelente artista, fue sobre todo un hombre bueno cuya modestia y bondad lo enaltecieron.

Lo conocí cuando los dos éramos muy jóvenes. Hizo una exposición, y me sedujo una de sus pinturas. Todos días iba a verla. Se dio cuenta, y me dijo: “Le gusta el cuadro ¿verdad? Lléveselo”. Respondí: “No puedo pagarlo”. “Lléveselo –repitió–, y páguemelo como pueda. El dinero no me interesa. Me interesa que mis cuadros queden en manos de quienes los saben apreciar”. Tardé un año en pagárselo, y lo tengo aún en sitio privilegiado de mi casa.

Soy todavía juglar itinerante. Un viaje me impidió compartir el trance doloroso de su pérdida. Hago llegar mi sentimiento de pesar a su familia, aunque sé que Eloy sigue con nosotros. Su vida perdurará en su obra.

¡Hasta mañana!...

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