Jean Cusset, ateo siempre con excepción de la vez que oyó “Nearer my God to Thee” en la voz de John McCormack, dio un nuevo sorbo a su martini y declaró:
-Los mártires son admirables. Ponen su fe por encima de su vida; su religión sobre su instinto de conservación. Pero, la verdad sea dicha, su martirio no demuestra nada aparte de su sacrificio. Todas las religiones son ricas en mártires, es decir en muertes. Un mártir muere por esta confesión: otro por la contraria.
Siguió diciendo Jean Cusset:
-El valor supremo es la vida. Si nos fue dada la debemos preservar. En ella no hay equivocación. Todo lo demás es duda.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último trago a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!...