Mirador 20/12/2024
VARIACIONES OPUS 33 SOBRE EL TEMA DE DON JUAN
La tarde se hunde lentamente en las aguas del Guadalquivir. El caballero sevillano, lleno de años y, por tanto, de recuerdos, evoca a las mujeres que no tuvo en sus brazos. En ellas piensa más que en aquéllas que en sus brazos tuvo.
La doncella rubia de cuerpo fino y azulados ojos que una noche le dijo: “Quiero saber a qué saben tus besos”. No la besó. Eso lo habría conducido a quitarle la inocencia, y la edad había puesto en él un enojoso estorbo: la conciencia.
Aquella hermosa dama dueña de apetecibles senos que realzaba con prendas que los ceñían. Pudo haber gozado esos encantos. Pudo haberla gozado a ella, pues se le ofreció, propicia. Lo detuvo, sin embargo, un escrúpulo: la mujer era esposa de un pariente suyo.
En su sillón frailero Don Juan contempla el ocaso de la tarde y el de su vida y piensa: “¡Ah, cuántas inconsciencias me hizo cometer la conciencia!”.
¡Hasta mañana!...