Mirador 4/11/21

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Este amigo mío sufre una gran desgracia: tiene muy buena memoria.
Yo pienso que la buena memoria es la que te permite olvidar. A mi amigo no se le olvida nada. Lo recuerda todo. Y lo que más recuerda es lo que no quisiera recordar.
El olvido es un anticipo de la muerte. Olvidar es morir un poco. Mi amigo quisiera morir por lo menos la mitad de su vida, pero no puede. Los recuerdos se lo impiden. Y son tantos los recuerdos que tiene que no puede luchar contra ellos.
Quiere olvidar, por ejemplo, a una mujer a quien amó, pues ella no lo amó a él. Imposible. No sólo recuerda cada una de sus palabras: recuerda también cada uno de sus silencios.
Compadezco a mi amigo. Tanto lo estimo que quisiera que me olvidara. Tampoco a mí puede olvidarme. Tendré que ir con él no hasta que yo muera, sino hasta que muera él.
Temo que después de la muerte seguirá recordando. Jamás descansaré.ado que yo soy sencillamente yo y que tú eras maravillosamente tú.
¡Hasta mañana!...