Mirador 5/02/2025

Opinión
/ 5 febrero 2025

Lo que el añoso seductor evoca son los amores que vivió en su vida. Piensa que si no hubiera amado no habría en verdad vivido

VARIACIONES OPUS 33 SOBRE EL TEMA DE DON JUAN

Desde la ventana de su palacio a orillas del Guadalquivir el caballero sevillano contempla el crepúsculo. Esto es como decir que se contempla a sí mismo.

Cae la tarde en silencio, lentamente. Así va terminando la vida de Don Juan. Ya no recuerda el estrépito del mundo, el fragor de las batallas, el soterrado ruido de las intrigas palaciegas. Lo que el añoso seductor evoca son los amores que vivió en su vida. Piensa que si no hubiera amado no habría en verdad vivido.

Cada mujer fue para él una vida, así que vivió muchas. Y ahora vuelve a vivir en el recuerdo todas esas vidas. Compadece a quien no tenga qué recordar. Eso es no tener motivo ya para vivir.

Cerca de la que llama “amiga muerte”, Don Juan, en su sillón frailero, vuelve a vivir tan intensamente como vivió antes. Jamás se preocupó por reunir honores ni dineros. Pero sin darse cuenta reunió recuerdos. Con ellos y de ellos está viviendo ahora.

¡Hasta mañana!...

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