Nearshoring: oportunidad, pero también riesgo para Saltillo

Opinión
/ 15 febrero 2024

La relocalización de empresas constituye una oportunidad para hacer crecer la economía local, pero también una serie de riesgos que es necesario prever y atajar

El fenómeno denominado “nearshoring”, que se caracteriza por la relocalización de manufacturas para reducir la distancia entre los lugares de producción y consumo, es uno que representa una oportunidad para las entidades como Coahuila, que gozan de una situación geográfica privilegiada en relación con el mercado más grande del mundo.

Sin embargo, como lo vienen advirtiendo diversas voces, también se trata de un fenómeno que implica riesgos en caso de no adoptarse las medidas necesarias para evitar los aspectos negativos de éste. Y entre ellos se encuentra el relativo a la competitividad en materia de recursos humanos profesionales de alto nivel.

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Y la profesionalización no solamente es indispensable en el sector privado, sino también en el público, pues éste debe atender retos específicos relacionados con el desafío que implica para el gobierno la administración de una zona metropolitana con mayores complejidades.

Esto lo advierte de manera puntual el investigador Félix Lostal Martínez en un trabajo de reciente publicación en la revista CienciAcierta de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) titulado “Nearshoring: oportunidad y riesgo en la Educación Superior en Saltillo”.

En su texto, el académico llama la atención respecto de indicadores clave, como el relativo a la densidad de profesionistas que, en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es del 40 por ciento de la población mientras que en nuestro país es de la mitad, aunque en Saltillo, con cifras al año 2021, se ubicaba en el 26 por ciento.

“Se necesita aumentar la oferta o la cantidad de personal cualificado para hospitales, carreteras, servicios municipales, policía. Todo crece en proporción, entonces si no atraemos mano de obra cualificada todos los servicios empezarán a sufrir”, advierte el autor del texto.

¿Se tiene conciencia de este reto? ¿Qué estamos haciendo para enfrentarlo? ¿Qué instituciones públicas y/o privadas cuentan ya con planes concretos para atacar el desafío?

Se trata de preguntas que son indispensable realizar −y responder− porque, como se ha dicho en múltiples ocasiones anteriores, no se trata solamente de que quienes se encuentran en posición de aprovechar la ventaja económica que supone el nearshoring se beneficien, sino que ello se traduzca en un crecimiento de la calidad de vida de todos.

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La buena noticia es que hay personas ocupadas en diagnosticar el problema y están poniendo sus observaciones y conclusiones en blanco y negro. Cabría esperar que sus voces sean escuchadas y sus opiniones tomadas en cuenta para diseñar el plan que requerimos para acometer los retos del presente con miras a construir un mejor futuro colectivo.

Porque de lo que se trata es de sacar la mayor ventaja posible de esta oportunidad en el presente y, a largo plazo, esquivar los aspectos negativos que implica y están siendo enumerados con claridad.

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