Ni abejas ni ranas ni sauces
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La Comisión Nacional del Agua (Conagua) debería revisar las concesiones que tiene autorizadas en todo el País. Ya he compartido lo que ha ocurrido con el agua para el consumo humano en la Comarca Lagunera. La explotación con pozos cada vez más profundos generó que el agua del fondo del acuífero tuviera arsénico. La producción de leche y lácteos terminaron casi con los mantos hídricos y es que existieron concesiones leoninas de empresas y personas que ahora están explotando otros sitios.
Una matemática infame en la que se restan las posibilidades de emplear el agua para consumo de muchas comunidades amenazadas también por refresqueras que buscan las fuentes que pueden utilizar, como en el caso de Apizaquito, en Tlaxcala.
El ingeniero Crescencio Uribe es un hombre de bien. Cumplirá 80 años y para su edad luce impecable como hombre de campo en Huichapan, Hidalgo, municipio cuyo nombre significa lugar de manantiales. Don Crescencio hace mucho sentenció que el agua de Huichapan podría acabarse, vaticinio desafortunado, pero real en estos momentos. Si no hubieran existido las lluvias torrenciales de 2021 hubiera sido una catástrofe para el turismo en la región, pero más aún para las labores agrícolas que, por cierto, siguen siendo poco sustentables por la manera en que se desperdicia el agua y por la gran cantidad de pesticidas que se utilizan en la producción de vegetales. El uso de pesticidas ha hecho que no existan abejas, lo que en sí mismo es terrible para la vida humana.
A Víctor Fratto, especialista de conservación de áreas naturales protegidas y que tuvo oportunidad de invitar a México a la fundación Mundo Sustentable A.C., le pareció terrible lo que don Crescencio nos fue mostrando, incluso grabó un podcast para compartirlo con sus seguidores de Sudamérica. Aunque también existen plantaciones que utilizan riego por goteo y enormes invernaderos, en Huichapan se maneja mal el recurso hídrico, como en la mayoría de los municipios con producción agrícola en México. El agua se desperdicia.
Pero lo anterior no es todo. El río Pathecito, nombre que en lengua otomí significa “agua caliente”, está siendo contaminado desde hace décadas por los residuos fecales provenientes de la cabecera municipal, y esa es la causa de la desaparición de ranas y de sauces, árboles magníficos que hermoseaban el lugar.
El asunto es que se requiere de una planta potabilizadora situada estratégicamente para que evite la contaminación del río. Para fortuna hay huichapanenses que saben que es urgente dejar descansar el ecosistema ripario para que la flora endémica se vuelva a regenerar, por ello desde lo alto del área de Pathecito, en donde se encuentran albercas con aguas termales, me mostró que se está recuperando la masa vegetal.
Por el momento ha bajado 30 metros el nivel del acuífero en Huichapan, que recibió la distinción de Pueblo Mágico en 2018 porque es muy grande el valor de su patrimonio edificado. Hay edificios de gran belleza y una traza urbana de las más bellas que conozco en México. Cuenta con iglesias y templos que acusan la gran riqueza que hubo, aunque hay personas que se preguntan por qué habiendo seis gobernadores nacidos en este lugar que han estado al frente del Estado de Hidalgo no se ha visto reflejado en él la mejora sustantiva de la comunidad, donde las carnitas de cerdo le dan un sello especial a la gastronomía local, así como el famoso licor “Carnaval” elaborado a base de aguardiente de caña, azúcar, canela y jugo de naranja, aunque en los últimos tiempos este producto se ofrece sabroseado con jugo de ciruela o de guayaba.
Hablando de frutos, me alegra que los árboles frutales cercanos estén floreciendo. El durazno, la naranja, el toronjo, la mandarina y el aguacate están en flor. Prácticamente la primavera ya llegó al noreste mexicano después de innumerables frentes fríos. Ya era hora.