Optimismo en tiempos de crisis
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Vivimos tiempos difíciles por la pandemia y el pesimismo puede ser la actitud más repetida que podemos observar en nuestro alrededor. Hay una mayor presión para lograr nuestras metas y aumento de estrés ante un ambiente de mayor competencia para llegar a nuestros objetivos a pesar de la crisis que nos rodea. Necesitamos desarrollar nuestras capacidades de adaptación, creatividad, tolerancia a las frustraciones, control de impulsos, perseverancia, esfuerzo, concentración y especialmente, optimismo para enfrentar los nuevos retos que ha provocado el COVID-19.
El optimismo es una de las mejores actitudes de debemos presentar para salir adelante con éxito ante situaciones negativas en nuestra vida. El optimismo es un estado mental positivo de confianza, esperanza hacia el futuro y el logro con éxito de nuestras metas y sueños.
Una de las lecciones más importantes que debemos enseñar es que nuestro cerebro controla el medio ambiente y no el medio ambiente controla nuestro cerebro. Nosotros somos los únicos responsables de lo que pensamos, sentimos, actuamos y decidimos. Cuando surge un problema o un conflicto, nuestro cerebro es capaz de enfrentarlo y vencerlo con las habilidades de planeación, esfuerzo, atención, control de emociones y estrés, memoria, y optimismo. El pesimismo es el peor enemigo en nuestro progreso y la causa de que nos paralicemos por la abundancia de pensamientos negativos y por ende, origen de trastornos de salud mental como la depresión, ansiedad, pensamientos suicidas y sentimientos de soledad.
Existe la metáfora de cómo vemos el vaso, ¿medio lleno o medio vacío? El optimismo es un estado mental que permite a las personas tener una visión positiva o favorable del mundo, de otras personas y acontecimientos. A estas personas se les define como una “mentalidad del vaso medio lleno”. Una persona optimista no significa que ignora los problemas, sino que su mente no se centra en las dificultades sino en sus soluciones. Una persona optimista acepta las adversidades, pero no se estanca en ellas. Tiene un conocimiento real de los eventos negativos, pero evita sentirse víctima y culpar de sus fracasos al mundo exterior. No solamente tienen una visión del futuro de esperanza, sino además sabe qué hacer para lograr sus metas sin importar todos los contratiempos que enfrente.
El doctor Richard Davidson, profesor de Psicología de la Universidad de Wisconsin, encontró que gracias a la meditación podemos transformar la energía cerebral emocional negativa y pesimista en pensamientos positivos, menos ansiosos, con mayor energía y más felices. El optimismo tiene un gran beneficio a nuestra salud física, mental y productiva. Personas que tienen pensamientos positivos tienen un sistema inmunitario más fuerte, mejor funcionamiento cardiovascular, relaciones sociales positivas y resilientes ante situaciones traumáticas de vida.
Un cerebro optimista nos ayuda a tener más confianza para iniciar un negocio propio, ser mejores jefes, pensar más creativamente, tomar mejores decisiones, tolerar frustraciones y fracasos y ser más exitosos en nuestras vidas.