Pactar con Satanás... recomendaciones básicas para negociar con el Maligno

Opinión
/ 16 enero 2024

La literatura y el cine, siempre el cine y la literatura, nos han enseñado las más valiosas lecciones para la vida y una de estas es: nunca pactes con Satanás.

No sólo porque cambalachear cualquier bien, talento o posesión terrenal -y por tanto finita- a cambio de nuestra alma inmortal y eterna se antoja un mal negocio. Es también porque -como ya se nos ha demostrado en incontables narraciones- el tal Príncipe de las Tinieblas es un sujeto bastante mamón y suele recurrir con irritante frecuencia al truco de la cláusula secreta que resultará invariablemente en nuestra más completa desilusión.

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Parece que a don Sata eso de la satisfacción del cliente le tiene sin el menor cuidado, es como si fuera una forma superior de Ricardo Salinas Pliego.

La cosecha de almas o no le importa, o no le sabe a nada si no nos juega además una gansada cargada de ironía que nos haga reflexionar sobre lo equivocado de tratar de obtener algo por métodos poco ortodoxos, sin el esfuerzo de tratar de mejorar como personas, por no hablar de saltarnos las leyes naturales.

Ya dudo que la función del Gerente del Infierno sea punitiva, me parece que es más bien didáctica. Aún así, es muy poco recomendable hacer negocios con el Maligno, peeeero...

Ya si por alguna razón nos empeñamos en pactar con el Astado, es muy importante observar una regla de oro primordial y ésta es: Nunca se habla del Pacto con Satanás.

No hay, en toda la larga historia de las relaciones contractuales entre la humanidad y el Príncipe de la Oscuridad, alguien que haya sido tan, pero tan pelotudo como para ventilar en público su convenio celebrado con el Demonio.

Desde Fausto hasta Robert Johnson, nadie había sido tan zopenco como para reconocer: “Pues fíjate que como soy un tremendo perdedor sin talento, totalmente incapaz de conseguir ni alcanzar nada por mérito propio, opté por endosarle mi alma al Chamuco”.

No, nadie había sido tan estúpido para admitir tal cosa... hasta ahora.

Y el primero en hacerlo tenía que ser precisamente un panista. No cualquier panucho, desde luego, sino ni más ni menos que el líder nacional de los azules.

El tal Marko Cortés (¡se llama “Marko”, no mms!), fue lo bastante torpe e iluso como para signar un contrato con las Fuerzas del Mal (entiéndase, el Revolucionario Institucional) y creer que el PRI llegó a su venerable edad actual respetando acuerdos, convenios y compromisos. ¡Ja!

El acuerdo de marras estipulaba que, en retribución al apoyo brindado por Acción Nacional durante las elecciones del año pasado (de las que resultó ganador el hoy Gobernador Coahuilense, Manolo Jiménez Salinas), el PRI se comprometía a otorgar al PAN una serie de puestos y posiciones estratégicas que los azules son totalmente incapaces de conseguir por la vía política.

Generalmente, al Demonio se le pedían cosas apasionantes o glamurosas, como el amor de la mujer anhelada, talento para triunfar como leyenda de la música, o cabello. Pero los panistas resultaron mucho más pragmáticos y pedestres: algunas diputaciones locales, secretarías y subsecretarías de gobierno, institutos supuestamente descentralizados como el de Transparencia, direcciones en planteles educativos, notarías y hasta una magistratura.

Y para garantizar el cumplimiento de lo acordado, el señor panista tuvo la brillantísima idea de dejarlo todo por escrito y amarrarlo con la firma de los involucrados, sobre un papel que es una ofensa, sí, un oprobio pero también un total despropósito.

Es decir, por más que esté firmado por la primera plana del PRI, por muy puntuales que sean los compromisos allí establecidos, por muy caballerescos que hayan sido en sus negociaciones... ¡Qué autoridad, tribunal u opinión pública habría de reconocer la legitimidad, la legalidad de dicho contrato, cuando los muy rufianes en primer lugar se están repartiendo lo que no es de ellos!

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Luego, al percatarse de que el tricolor no estaba respetando lo convenido, que se estaba haciendo guaje con las posiciones acordadas, el líder de Acción Nacional, en un movimiento que dejó a todos boqui-pendejos, subió a sus redes las imágenes del original del contrato aquel, en la imbécil suposición de que así el PRI se sentiría presionado, moralmente obligado a cumplir con lo que se comprometió.

Sólo que obvió el pequeño detalle que ya comentábamos, que el tal documento es una maldita infamia en primer lugar, y que andar por allí de plañidera exigiendo respeto a lo estipulado en ese trozo de papel con caca, es indigno, es inmoral y es idiota.

El decano periodista Joaquín López Dóriga lo redondeó de manera categórica: “Son pendejos y no entienden”. Y se refiere a Marko Cortés y a cualquier panista que lo respalde.

Y doblemente pendejos porque además de la propia balconeada, de exhibirse a sí mismos como un clan de bandoleros de la política que piensan en el servicio público como un botín para repartirse, debilitan aún más a su candidata de oposición que se supone -se supone- están promoviendo, y fortalecen la de por sí imbatible candidatura del Presidente de la República y del partido oficial.

Son pendejos porque están pensando en unos puestitos de burócrata de medio pelo en la nómina coahuilense y no están enfocados en cuerpo y alma, 24/7, en recuperar la Presidencia de la República y rescatarla del autócrata que los dejó todos atolondrados y totalmente cuadripléjicos desde el 2018.

El tal compromiso lo signan algunos de los personajes más viles del priismo, como Alito Moreno y el panzón infame de Rubén Moreira. Sin embargo, yo conmino a todos los priistas, incluyendo al actual Gobernador coahuilense, a desconocer dicho acuerdo y despachar a Marko Cortés y panistas allegados con una patada en el recto, por tres razones fundamentales:

1.- El apoyo de Acción Nacional en la elección coahuilense no representó absolutamente nada. El PRI se hubiera impuesto de igual manera fácilmente sobre Morena sin ayuda del PAN, e incluso teniendo al PAN en contra. Nada en absoluto le aportó a la campaña del hoy Gobernador.

2.- Por escribir su nombre con K. ¿En qué planeta “Marko” se escribe con K? Sólo que en El Planeta de los Simios y Marko sea pariente de Urko.

3.- La más importante: Por la razón ya expuesta por “el Teacher” López Dóriga. Por esa condición inhabilitante (que ya no repetiré pero hay que destacar siempre con una P mayúscula) y que descalifica a Marko Cortés no sólo para ser líder de un partido político (incluso de uno como el PAN), sino incluso para hacerse cargo de sí mismo y desde luego lo impide legalmente para celebrar todo tipo de acuerdos, convenios y contratos, así sea con las Fuerzas Oscuras.

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