Candidotes y candidatos

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1ª PARTE. Adrián quiere gobernar NL y no la hace como alcalde de Mty.
Empezaré por los candidotes y les daré razones por las
cuales merecen ese calificativo, personas y partidos. Les platico lo que ocurre
en Nuevo León:
Adrián de la Garza ya está en campaña buscando la gubernatura, a juzgar por los cientos de panorámicos que tapizan la ciudad, en los cuales mañosamente mete la palabra “gobierno” al amenazar que ahí viene su segundo informe como alcalde, como si a los regios les importara mucho el tema.
Alguien debería de avisarle que el partido por el que la va a jugar, perderá gacho en ese puesto, porque por más que el tal Alito se haya vuelto “editorialista” de la noche a la mañana y malgaste esos espacios para hablar del “poder”, la “unidad” y a “representatividad” del PRI, su entreguista labor como presidente nacional del tricolor llenó de clavos el ataúd de sus aspiraciones a ser oposición contra el que manda hoy en México.
Los titiriteros que mueven los hilos de Adrián no acaban de entender que él no quiere ser gobernador. Es más, tampoco quería ser alcalde. A él le gusta ser policía,
pero es tan débil de espíritu y tan manejable, que ahí lo tienen, dando lástima mandando al caño a la otrora ciudad orgullo nacional; embarrando su nombre y el de sus ancestros e hipotecando para siempre su futuro político.
Es que, éste alcalde fallido lee los discursos que otro le dicta; hace lo que otro le manda y sigue un plan que NO-ES-SUYO. ¿De qué le serviría a NL y a sus habitantes un gobernador que desde el mismo momento en que se sentara en la silla del Bronco, estaría siguiendo los mandatos -no del electorado- sino de los que lo pusieron ahí?
De nada.
¿De qué le serviría a NL un gobernador que como alcalde no tuvo
los tamaños para obligar a los caciques sindicales a limpiar de vendedores
ambulantes las principales calles del centro de la Ciudad, la cual tienen
convertida en un estercolero?
De nada.
¿De qué le serviría a NL un gobernador que apenas llovizna en
Monterrey, las calles se vuelven ríos porque en vez de meterle los impuestos a ampliar el drenaje pluvial, los despilfarra en una de las burocracias más caras de México, en su promoción y publicidad personal, y en sueldos de reyezuelos para favorecer a los recomendados que sus amos le orden colocar en la nómina?
De nada.
¿De qué le serviría a NL un gobernador que tiene a la capital del Estado como muestra nacional inseguridad?
De nada.
¿De qué le serviría a NL un gobernador que no es capaz ni de sincronizar dos semáforos en la ciudad donde él “gobierna” desde hace cinco años?
De nada.
¿De qué le serviría a NL un gobernador sin carácter para meter en cintura a los voraces constructores de viviendas, edificios y centros comerciales, que se mochan con las áreas de desarrollo urbano para ampliar descomunalmente la densidad poblacional, sin que antes se amplíen y mejoren las vialidades y los servicios públicos?
De nada.
Entonces, ¿qué quiere Adrián jugando para perder la gubernatura? Quedar bien con las manos que mecen su cuna. ¿Y los electores? ¿Y el bien de los nuevoleoneses?
CAJÓN DE SASTRE
“Esos y eso, a Adrián le valen madre”, dice la irreverente de mi Gaby.
(Mañana le seguimos con… Ildefonso Guajardo, que fue a cenar a la casa de Armando Garza Sada -el mero mero del Grupo Alfa- y salió de ahí creyendo que la IP regia busca una coalición entre el PRI, el MC y el PAN para tumbarle a Morena su hegemonía -bueno, al menos en NL- con él como candidote.
Les anticipo que eso no-es-verdad. También comió ayer con Adrián. ¿Y? ¿Qué con eso? Cualquiera de los dos que vaya por el PRI va-a-perder).