Cuidar la salud mental

Politicón
/ 15 agosto 2020

La pandemia por el virus SARS-CoV-2 no solo ha dejado a su paso una serie de afectaciones en la salud física de las personas, sino que también ha representado una riesgosa vulneración en su salud mental, al encontrarse expuestas a diversas presiones y facetas sumamente adversas, como el aislamiento social, la presión de enfrentarse a una crisis económica, el desempleo, el miedo al contagio por el virus, así como el deceso de familiares y amistades durante esta difícil etapa.

Estas circunstancias se traducen en notorios y preocupantes incrementos en las cifras de personas que sufren depresión, estrés y temor, pudiendo incluso llegar al suicidio. Por ello, se posiciona como un tema de gran relevancia para el debate público, que debe ser abordado puntual y oportunamente por el Estado mexicano.

Bajo este orden de ideas, es de vital importancia tomar como punto partida que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido a la salud como el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente como la ausencia de afectaciones o enfermedades. De esta forma, no debe ser un hecho que se trabaje de forma aislada, ya que debe ser atendido como un problema de atención primaria en los sistemas de salud, al ser una prerrogativa que tiene la sociedad, la cual está prevista dentro del derecho a la salud que garantiza el Estado.

Las cifras en torno a este silencioso pero oneroso malestar van en constante aumento y se traducen en una notoria alarma, ya que de acuerdo con datos del Inegi, en 2018, más de 98 millones de personas mayores de 12 años que viven en nuestro país, manifestaron haberse sentido preocupadas o nerviosas. Y de esa cantidad en 10.1 millones de casos, la sensación de nerviosismo o preocupación es mucha. Además, en términos de las estadísticas de mortalidad del Inegi, en el año 2018, hubo 6 mil 808 personas que cometieron suicidio. Además, hay que sumar que estudios han demostrado que estas cifras aumentan cuando se encuentran situaciones de emergencia, como es el caso de la pandemia que vivimos hoy en día.

Por su parte, el Instituto Nacional de Psiquiatría —previo a la pandemia—, dio a conocer que la depresión, ansiedad y el consumo de sustancias son los tres grandes problemas de salud mental que afectan a los mexicanos, donde prevalece un problema de atención basado en que de quienes requieren atención psiquiátrica, sólo el 16% la obtiene, y de estos solo en el 20% de los casos reciben atención de calidad.

En el marco de este panorama, el Plan de Acción Integral para la Salud Mental 2013-2020 de la OMS ha manifestado la percepción de que ningún país da la atención requerida a los problemas de salud mental, pues en los países subdesarrollados únicamente se brinda atención entre el 15 y 24% de los problemas de salud mental, mientras que los países desarrollados dan atención al 50% y el 65% de los casos.

En virtud de lo anterior, al tratarse de un tema de gran complejidad y poca atención en el que sin duda alguna se encuentran millones de mexicanos, es menester adoptar una serie de estrategias tanto desde la rama legislativa como en la ejecutivo para poner en marcha programas de prevención y cuidado a estos malestares. Pues si bien es cierto que existen líneas de apoyo emocional, primordialmente de universidades, éstas no reflejan el apoyo suficiente para mitigar el grave riesgo al que se encuentran expuestos los mexicanos.

Así, en la actualidad se presenta una impostergable oportunidad para trabajar en favor de las políticas públicas que atiendan esta situación, debiéndose implementar las reformas necesarias a la Ley General de Salud, así como la creación de una ley especializada que garantice el ejercicio del derecho a la salud en todos sus términos, al tiempo de cumplir con los estándares internacionales que México ha suscrito y brindarle a los mexicanos una mejor calidad de vida.

Twitter: @manuelanorve

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