Del remedio, al trapito
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Curas antiguas a enfermedades nuevas parece ser la constante de esta realidad que se debate entre varias guerras, siendo la de la salud una de ellas.
La lucha para abatir las enfermedades ha referido cruentas y dolorosas batallas desde los núcleos familiares y de ahí a las sociedades.
Los remedios caseros parecerían ser no sólo los secretos profundos de la cura a los achaques, las dolencias y los males, sino también la panacea del remedio definitivo.
Mi sabia abuela doña Lupe nos heredó la honrosa proclividad para acudir a la medicina tradicional mexicana, mezclándola con la de “patente” y la fe en Dios, a fin de aliviar la crisis que las múltiples dolencias nos aquejaban.
A edad temprana y de naturaleza enfermiza, este relator fue el conejillo de indias de los remedios de una matrona paciente que aplicaba uno tras otro: hierbas, ungüentos y brebajes.
Mencionaba que a las dolencias nuevas les aplicaban remedios antiguos, pero además otro secreto estriba en la denominación de esos achaques en la terminología popular, que ha originado en los investigadores científicos una rama de observación interesante y de ahí parte esta descripción hacia las dolencias y sus remedios.
Y corre que va corriendo la famosa descripción, sin pretender el compendio de las mismas y sí la remembranza:
Fiebre amarilla. Una de las manifestaciones de la hepatitis que tornaba la piel de ese color era combatida con abundante infusión de boldo y chupando piloncillo.
Empacho. Una constipación generada por estreñimiento que produce dolor estomacal, muscular y de cabeza. Se curaba con el procedimiento de “desempachar” dando masaje en el intestino grueso siguiendo el tracto de éste.
Torzón. Dolor en el abdomen normalmente por problemas estomacales o biliares. Un té de manzanilla o de salvia lo remediaba.
Vaguido. Era un mareo común en las embarazadas o personas con debilidad, al decir de doña Lupe. La cura era muy singular, se acostaba al paciente en una cama con algunas almohadas para nivelar la altura y se hacía una composta de papel periódico mojado por agua a la que previamente se le había esparcido anís estrella (agua anís). Esta última hierba se está utilizando hoy dia para fabricar el famoso y costosísimo Tamiflu que combate a la influenza.
Soponcio o patatús. Un desmayo repentino por alguna impresión, noticia o evento. Se acuesta al paciente y se le levantan los pies, luego darle algo dulce, normalmente una soda o Coca cola y santo remedio.
Sudor inglés. Paciente con síntomas de fiebre reumática, se le daba a tomar té de digital (como agua de uso), una hierba difícil de conseguir en las hierberías de Saltillo, por lo que había de acudir al mercado del norte en Monterrey, ubicado en Juan N. Mendez y Colón.
Manchado. Vitíligo, aun cuando los cubanos dicen tener el remedio e incluso se organizaron viajes en los años 80 para lograr la cura, el remedio local se aplicaba por las vías oral y muscular. La oral se combatía con una infusión de semillas de papaya como agua de uso, y la cutánea mediante una crema base mezclada con aceite de olivo y abundante pasta de pimienta negra.
Ético. Niño desnutrido, tal vez afectado por parásitos intestinales. La cura tenía dos fases, en la primera se hacía comer al paciente semillas de calabaza en forma abundante, luego había que acudir a la Plaza de Toros para beber sangre de toro de lidia, de preferencia recién apuntillado o sacrificado. (Se escucha rara esta cura, pero era común ver en las afueras de la Plaza de Toros Armillita, la antigua, las filas de muchachos cadavéricos en pos de la sustancia. Cuando mi abuelo, el matador Jesús Gómez, me llevaba a la plaza los domingos me decía: mira, ésos son los éticos).
Aserenado. Persona que agarró sereno o la brisa de la madrugada en la cabeza que le provoca dolor en esa parte y muscular. Un par de cafiaspirinas era el remedio científico, acompañado de una friega de alcohol y un té de hierbabuena.
La salud se garantizaba por unos días o meses. En estos menjurjes, sin embargo, sólo el divino designio refería el paso de la vida y la muerte, recordando lo que el querreque dicta: “Cuando la muerte se inclina/ a llevarse a los mortales/ no es buena la medicina, ni vidas artificiales/ sólo con la tierra encima/ se acaban todos los males”.