Día de la Madre
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Mañana los mexicanos celebramos el Día de la Madre. Es una ocasión en la que se festeja a las mujeres que hemos tenido la alegría de serlo. Es también un encuentro entre generaciones de abuelas, madres, hijas e hijos que reconocen en sus vínculos de amor la fuerza vital para mantener unidas a sus familias.
Mi madre se llama Mercedes y siempre ha creído en mí. Me hizo sentir que podía alcanzar mis sueños, me enseñó el perdón, la fe, el trabajo, la alegría y el servicio. Las dos somos abogadas, maestras de Derecho y amamos a México.
A la hora de apoyar a mis hijos, he tratado de seguir su ejemplo. Las madres quieren lo mejor para sus hijos y su futuro. Por eso no es tan difícil ver a una mamá opinando de política o participando en las campañas. Mañana es buen día para recordar a las mujeres que, como mi mamá, han luchado por la democracia en México. Por ejemplo, a las mujeres de Baja California que iniciaron un recorrido a la Ciudad de México exigiendo respeto al voto; a las de Chihuahua que en las plazas acompañaban a don Luis H. Álvarez en su huelga de hambre; a las que tomaron los puentes internacionales para que Chihuahua fuera libre; y también recuerdo a las que salieron con cacerolas en San Luis Potosí apoyando a Salvador Nava Martínez.
Sí, por años he visto a mujeres que somos mamás y que en medio de pensamientos distintos, compartimos sueños y esperanzas de que, el día de mañana, quienes habrán de heredar nuestro nombre y nuestro recuerdo, encontrarán un país mejor que el que nosotros recibimos.
Pero más allá de las celebraciones, las rosas y Las Mañanitas, tenemos que reconocer a todas las mujeres que son madres y que nos inspiran. Las madres no se resignan, y en medio de muchas adversidades, sacan adelante a sus familias. Millones de mamás en México lo hacen solas, muchas lo hacen en el olvido, resistiendo a la violencia, al dolor, a la pobreza, a la desigualdad. Para mí son el mayor ejemplo de dignidad, de entrega y de grandeza de nuestra patria.
Son muchos los datos que nos dicen que hay millones de mujeres en México, que son madres que viven una maternidad muy lejana a la ideal. Bastan un par:
Hoy, más de 9 millones de familias están encabezadas por mujeres que sacan adelante a sus hijos y pasan muy poco tiempo con ellos. La mayoría de esas mujeres viajan muchas horas diarias en transporte público peligroso y saturado, para llegar a su trabajo y de ahí a su casa.
Todavía hay mujeres embarazadas a las que se le niega el servicio en hospitales públicos y dan a luz en la calle. En algunos estados, la mortalidad materna va en aumento y México es el país de la OCDE con más embarazos de adolescentes.
Hay que agregar el nivel de violencia física y psicológica que sufren las mujeres toda su vida; la desproporción del salario entre mujeres y hombres para el mismo trabajo; la exigencia para ellas de una doble o triple jornada de trabajo.
Los datos no son para que nos sintamos mal y ya, sino para que veamos el nivel de compromiso que debemos tener como mexicanos frente a esa realidad y la transformemos a través del instrumento ciudadano que tenemos para construir un mejor país: la política.
Se trata de que revisemos todo lo que hacemos para cambiar esa realidad dolorosa. Que revisemos los programas sociales en los que tanto se gasta para evaluar si tienen en realidad un impacto a favor de las madres de familia. Se trata de reconocer a todas las madres mexicanas y darles el valor que merecen.
Se trata de que recordemos que todas las madres tienen los mismos derechos: a un salario parejo por el mismo trabajo; al tiempo con sus hijos; a una vida libre de la sombra del acoso y la discriminación; al respeto a su dignidad; el derecho, simplemente, a ser libre y a ser feliz.
Honremos este día el valor de todas y cada una de las mamás de México.