El Ateneo y el afán educador

Politicón
/ 1 octubre 2017
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Por: CHRISTIAN MARTÍNEZ

En 150 años, el Ateneo y sus diversas instalaciones han visto pasar a miles de jóvenes pertenecientes a varias generaciones. 

Es imposible negar la importancia en la historia regional de una institución con naturaleza civilizadora. 

En la administración de Gral. Andrés S. Viesca, el primero de noviembre de 1867, en la calle de Juárez, en el edificio de la ahora Escuela de Ciencias Sociales, se realizó el primer pase de lista de la escuela de bachilleres.

En el editorial “El Coahuilense”, Periódico Oficial del Gobierno del Estado, el 4 de Noviembre de 1867 se informaba a la ciudadanía del acto inaugural de la escuela tres días antes.

Ateneo, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua, es una asociación cultural, generalmente de tipo científico o literario. La palabra desciende de Atenea, diosa griega de la sabiduría; Minerva es su símil en el panteón romano. Se le agregó Fuente, en memoria del Lic. Juan Antonio de la Fuente, quien había definido la soberanía del País con la profundidad de su pensamiento y su palabra; fue representante de México en las cortes europeas en la etapa de la intervención extranjera.

El segundo edificio del Ateneo Fuente se ubicaba a un costado de la plaza San Francisco, en el antiguo exconvento de San Francisco, de febrero de 1868 a septiembre 13 de 1933. El Ateneo Fuente fue la piedra angular, el gran motivo para que surgiera la Universidad Autónoma de Coahuila.

Sesenta y cinco años después, el gobernador Nazario Ortiz Garza, egresado de la institución, correspondió a la construcción del imponente edificio que hoy ocupa el Ateneo. El proyecto fue creado por el Ing. Zeferino Domínguez V. La primera piedra se colocó el 25 de abril de 1932.

De sus salones egresaron hombres importantes para la construcción del País. Venustiano Carranza es un ejemplo importante de mencionar, al igual que Vito Alessio Robles. Federico González Garza y Roque González Garza, participantes activos en la Revolución Mexicana, también estuvieron en la institución.

En el lado de las humanidades destaca la importante pintora María Izquierdo, quien sostenía un discurso feminista; su primera obra fue expuesta en el Art Center de la ciudad de Nueva York.

Además de Julio Torri, ilustre, de imaginación y pensamiento profundo, y con temas universales dentro de su literatura, es importante mencionarle como egresado y también perteneciente a la Real Academia de la Lengua. 

El escritor y diplomático Artemio del Valle Arizpe también perteneció a la Real Academia de la Lengua y a las filas de alumnos.   

Después de un siglo y medio, y en los tiempos en dónde el pensamiento crítico y la sensibilidad humana urgen para salir del sesgo educativo que a veces parece insuperable en nuestro País, se agradece que siga existiendo una institución que aloje buenos maestros, y saque la casta por la región.  

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