El Quinto Informe de Rubén lo más importante, ignorado
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No sé cuántos de los dos millones 954 mil habitantes de Coahuila conozcan el Quinto Informe de Gobierno que presentó Rubén Moreira el 30 de noviembre. Me refiero al documento completo, no a la publicidad anodina que aún hoy invade la entidad con fines propagandísticos.
Ignoro si los 25 diputados locales ante quienes entregó el manuscrito y les corresponde por ley espulgarlo, lo hicieron. El caso es que quien esto escribe sí leyó el mamotreto (de 365 páginas y otras 255 de anexos) que resume las obras y acciones realizadas de diciembre 2015 a noviembre 2016.
Y créame: no son para presumir los resultados.
Utilizando una redacción repleta de vicios y estructurada de tal manera que se generalicen, tergiversen o pierdan los hechos, el Gobernador expone cuatro ejes rectores donde recalca la palabra “nuevo” a manera de mensaje (nueva ruta, nuevo gobierno, nueva propuesta y nuevo pacto social). Tan “nuevo” es todo en la administración de Moreira que hasta apellidos comparte con su antecesor.
Pero dejemos la forma y vayamos a lo esencial: el fondo.
Primero. El tema más importante para Coahuila debido a los recursos públicos que compromete: la deuda con los bancos ocupa sólo un párrafo de los tres mil 500 que aproximadamente componen el texto, y en él se informa escuetamente sobre la restructuración de los créditos que realizó la Secretaría de Finanzas en 2015 y que, justo es decirlo, corresponde por tiempos al Cuarto Informe, no al que nos ocupa.
En cambio lo que sí concierne al Quinto Informe, y fue absolutamente ignorado, es el préstamo por 830 millones de pesos que obtuvo Gobierno del Estado en diciembre pasado sin pedir autorización al Congreso. Es fecha que no sabemos ni lo más básico: en qué se usaron, y si ya los terminaron de pagar.
Segundo. En cuanto a promoción económica, trascendental para un Estado fronterizo como el nuestro, se interpreta por omisión que nuestro representante del Ejecutivo no viajó en todo el periodo reseñado a Estados Unidos, vecino y principal socio comercial. Como tampoco lo hizo en 2015 ni en 2014 (no ha regresado, de hecho, desde junio 4 de 2013). Existen, eso sí, visitas a seis países de Centro y Sudamérica en 2016 que, como palos de ciego, apuntan hacia cualquier parte y por lo mismo no llegan a un punto en concreto.
La situación legal y estatus migratorio de uno, por tanto, afecta la vida de casi tres millones de personas. Y no es poca cosa.
Tercero. Otra cuestión fundamental por la vocación extractiva que caracteriza a la entidad es el fin de la Promotora para el Desarrollo Minero (Prodemi), problema evadido completamente por Rubén Moreira en el documento. De hecho ni una sola vez menciona a la dependencia en vías de extinción pese a que durante su mandato se obtuvieron ganancias por 783 millones 971 mil pesos, producto de los impuestos a las compañías que les vendían carbón.
Cuarto. A diferencia de 2014 y 2015, este año no fue organizada la tercera edición del “Expo Foro Energía Coahuila” y ni una explicación hubo al respecto, la cual se antoja necesaria considerando que la estrategia central de la administración 2011-2017 –al menos en teoría– era ésa: explotar los hidrocarburos. ¿Perdieron la brújula?, ¿jamás contemplaron un Plan B? Por el contrario, Gobierno del Estado se limitó a mencionar que sigue trabajando “estrechamente” con el Clúster de Rogelio Montemayor. Lo que sea que eso signifique e implique.
Cortita y al pie
Si los cuatro puntos cardinales que acabo de reseñar fueron desairados, es natural para un régimen poco transparente que asuntos coyunturales tampoco encontraran espacio.
El más visible de todos: el escándalo de corrupción exhibido a nivel nacional el 26 de septiembre por Grupo Reforma, a propósito de las empresas fantasma como Riviera Álamo que involucró a María Esther Monsiváis y provocó su separación del cargo, pero ningún atisbo de justicia ni explicaciones convincentes acerca de las adquisiciones millonarias que hizo Gobierno del Estado en 2016 sin licitación, y a proveedores no registrados en el padrón.
La última y nos vamos
Un Informe de Gobierno es el evento político anual por excelencia y siempre polariza opiniones.
Por un lado, muchos de quienes aplauden lo hacen por inercia y motivados por un interés particular o de grupo, sin mucha reflexión de por medio. No la necesitan, pues elogiar es su trabajo. Y muchos de quienes critican, por otro lado, echan mano de lugares comunes para descalificar, dejando ver un trasfondo no pocas veces visceral, sin argumentos.
Sencillamente predominan las filias y las fobias personales, aderezadas con el nulo conocimiento del contenido. Partiendo de lo anterior, ¿cómo emitir un juicio de valor sobre algo que ni siquiera se conoce?
@luiscarlosplata