Emiliano Zapata y la influenza española: contrastes históricos de una pandemia 100 años después

Politicón
/ 30 agosto 2020

Ahora que nos enfrentamos a una pandemia es indispensable recordar que esta eventualidad se presentó en México en la segunda década del siglo pasado. En efecto, me refiero a la llamada “gripe española” que, si bien impactó a buena parte de México, una de las facciones revolucionarias la resintió sobremanera. Fue el ejercito zapatista el que la padeció duramente –debido a que este era integrado por campesinos y campesinas con precaria alimentación–, por lo que fueron presa fácil de esta enfermedad.

Así, casi al finalizar la segunda década del siglo 20, México sufrió la llegada de una epidemia letal, cuando en una buena parte del País se desarrollaba una guerra civil. Y esa situación, con todas sus implicaciones en la sanidad, la economía y la pobreza tuvo efectos devastadores para algunas regiones en guerra como lo era el estado de Morelos.

En efecto, en palabras del biógrafo John Womack en su obra “Zapata y la Revolución Mexicana”, a fines del año de 1918, cuando Zapata y sus seguidores se preparaban para enfrentarse contra el Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza, la gripa española fue en buena medida un factor importante en la derrota del ejército que comandaba. La pandemia, para el zapatismo, significó un desastre en el plano político pero sobre todo en el militar.

En la obra de Womack se cuenta que al entrar el invierno de 1918, el ejército zapatista se reorganizaba para enfrentar y tratar de derrotar al ejército constitucionalista, el cual se vio mermado por una nueva enfermedad desconocida. Fue la influenza española que en ese año azotaba a buena parte del planeta y que también hizo trastornos en la población del estado de Morelos, baluarte zapatista.

De esta forma, la influenza española apareció en el mundo en un contexto extremo de inestabilidad social y profunda conflictividad y cambios históricos. Sucedió en medio de eventos como la Revolución Mexicana (1910-1917), la Primera Guerra Mundial en Europa (1914-1918), la invasión de la expedición Pershing en México buscando a Francisco Villa (1917-1918), la Revolución Bolchevique de 1917-1918 en Rusia y la caída del Imperio Chino en el año de 1909, entre otros cambios a nivel mundial.

En su obra clásica, Womack también señala que la epidemia de gripe apareció en la Ciudad de México a principios de octubre de 1918, en un momento clave de la reorganización de los rebeldes surianos. Y que se propagó de inmediato al sur entre otras cosas por la movilidad de personas que había entre la capital del País y el estado de Morelos.

Como la guerra continuaba y el zapatismo vivía entonces una etapa de gran afectación política y militar, los federales que patrullaban en varias zonas del estado encontraron a su paso pueblos enteros literalmente abandonados. Era la paz de los sepulcros, afirma Womack. En la ciudad de México, medios de comunicación afines al carrancismo llegaron a cabecear su primera plana con la frase “la influenza española continúa su obra pacificadora en Morelos”.

Las afectaciones de la influenza española en el territorio morelense no hubiera sido la misma en tiempos paz. Y posiblemente el desenlace del Zapatismo en la Revolución Mexicana como una de las facciones perdedoras, no hubiera sido igual sin la aparición devastadora de la epidemia que diezmó a la población del estado, pues “todo Morelos era zapatista”.

Del mismo modo que en la Europa de 1918, la gripe española no hubiera tenido la letalidad que registró de no haber encontrado una población diezmada por la guerra, con infinidad de problemas para la sobrevivencia y con una movilidad producto del conflicto bélico. Se calcula que en ese año murieron millones de personas por la pandemia.

Los efectos de una pandemia como esta ya impactaron en el devenir histórico de México y del mundo. Cien años después, una nueva pandemia llega a nuestro País. Si bien es cierto que las condiciones son diferentes a un siglo atrás, el número de enfermos y muertos no es nada despreciable.

Por ello, aún con las guerras económicas que se viven ahora, con la globalización y sus múltiples consecuencias en el mundo, aun cuando la pandemia del nuevo coronavirus tomó al mundo entero por sorpresa tenemos que pensar –como ya lo apuntan algunos historiadores del presente– que hay sociedades que salen fortalecidas de las catástrofes. Esperamos que este sea nuestro caso.

 

El autor es investigador del Centro de Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales de la Academia IDH

Este texto es parte  del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA

y la Academia IDH

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