Graduaciones: ¿Listos o no?
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Cada mes de junio de cada año se celebran las graduaciones en las universidades. Miles de estudiantes terminan sus carreras profesionales y se incorporan a la vida laboral. Y la pregunta más importante: ¿Están listos para enfrentar los retos y demandas del mundo del trabajo? La gran mayoría (94 por ciento) de los rectores y directores de las instituciones de educación afirma que sus graduados poseen los conocimientos, habilidades y actitudes para integrarse a la vida profesional con éxito. Sin embargo, Gallup Poll, organización americana que investiga la opinión de la sociedad, afirma que solamente el 11 por ciento de los dueños y directores generales de las empresas, tienen las competencias necesarias para desempeñarse exitosamente en los centros de trabajo.
Jonathan Haidt y Greg Lukianoff publicaron en 2018 el libro “The Coddling of the American Mind” (Mimando la Mente Americana), cuyo objetivo fue exponer los errores “bien intencionados” que la mayoría de las universidades comete al crear ambientes con mucha protección para los estudiantes y cobijarlos para evitar que experimenten pequeñas frustraciones, carencias y fracasos, pero creando un gran abismo entre los salones de clase y los centros de trabajo.
Hace algunos meses platicando con un médico que imparte clases en una facultad de medicina me comentaba: “Jesús, es un fraude las clases a distancia ya que no sé si mis estudiantes están aprendiendo. En los exámenes se pasan las respuestas por WhatsApp o buscan otra forma para copiarse entre ellos. Y los trabajos escritos o tareas no demuestran si realmente dominan el contenido de medicina. Me urge regresar en forma presencial para garantizar su aprendizaje”. Las clases sincrónicas o a distancia han dificultado el aprendizaje de los estudiantes y se han inflado sus calificaciones. En varias universidades americanas reportan un aumento del promedio de 7.9 a 9.2 y no necesariamente porque los alumnos tienen mejor aprendizaje sino porque se han relajado el rigor académico.
En un estudio reciente de Gallup Poll se encontró que el 96 por ciento de los directores y rectores y el 85 por ciento de los estudiantes están muy satisfechos por los logros académicos, sin embargo, los empleadores dicen que solamente el 33 por ciento de los contratados cumplen con las competencias profesionales. Tener un título profesional no garantiza en forma directa éxito en el mundo laboral.
Hoy necesitamos jóvenes mejor preparados emocional, cognitiva y profesionalmente que hace 50 años. La competencia con países desarrollados es muy grande. Un egresado que no posea las habilidades profesionales de primer nivel peligrará obtener un buen empleo por la alta competitividad que existe, no solamente en nuestro país, sino a nivel mundial. Algunos de los profesionistas, a pesar de estar graduados, no han obtenido las capacidades volitivas, emocionales, cognitivas y profesionales para lograr una transición exitosa a la vida adulta. La universidad no puede sola con todo el trabajo, necesita el apoyo y rigor de la familia. Ustedes, probablemente, no estarán de acuerdo con la anterior afirmación: “¿Cómo? Mi hijo ya es adulto”. Sin embargo, hay una tendencia de sobreprotección aún en su adultez. ¿Cuántos padres siguen manteniendo financieramente a sus hijos adultos, aún graduados? ¿Cuántos papás apoyan a sus hijos que abandonen sus trabajos porque son muy demandantes? Los papás podemos orientar y apoyar a nuestros hijos, pero evitar mantenerlos en una burbuja de sobreprotección.