La Candelaria y la ‘levantada’
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En relación a la famosa “cuesta de enero”, a una enorme cantidad de mexicanos no les preocupa cómo se repondrán de lo que desembolsaron en el mes en el que por costumbre deben vaciarse los bolsillos y las carteras en las compras de Navidad y las fiestas de fin de año. No les preocupa de dónde saldrá el dinero para hacer los pagos de enero, como los impuestos prediales y los derechos vehiculares. Piensan que algún día los pagarán, quizás cuando se condonen los recargos o los cobren a un peso.
Tampoco les preocupa cómo enfrentarán las alzas a los productos y servicios que se vienen en cascada durante el primer mes del año.
No, sus preocupaciones son muy otras.
—Como mi mamá será la madrina del Niño en la levantada de los vecinos, “nomás” está esperando que me paguen para irse a comprar todo lo que le falta. Con la quincena pasada compró el vestido, la capa y los zapatos del Niño, y le dio a doña Chole el adelanto para los bolos. Me dejó sin nada... Y eso que no nos tocó el monito de la rosca. Mañana no sé con qué voy a pagar la combi para ir al trabajo.
—Mmm… ¡si yo te contara lo que he tenido que hacer para la levantada de mi casa! Y a mí sí me tocó Niño.
Esta conversación la sostenían dos jóvenes muchachas en la parada del transporte urbano. Así, la única preocupación es la siguiente fiesta: la del día 2 de febrero, la de la Candelaria, aprovechada por algunos para hacer la tradicional “levantada” del Niño Dios y así matar dos pájaros de un tiro: llevar a cabo la tamalada que deben ofrecer los afortunados a los que les tocó “el Niño” en la rosca de Reyes del día seis y al mismo tiempo hacer la levantada, dos comilonas en una sola. También es cierto que muchos otros en nuestra ciudad, a la que llegó la costumbre de partir la rosca de reyes hace relativamente pocos años, prefieren no mezclar las tradiciones y hacer dos fiestas por separado.
Antes no había roscas de reyes en Saltillo.
Creo que la costumbre deben haberla traído las gentes que vinieron a establecerse en nuestra ciudad, procedentes del centro y sur del País, para trabajar en las industrias armadoras de automóviles recién instaladas en la región en los años 70 y 80 del pasado siglo.
La Iglesia católica conmemora la purificación de la Virgen María en la festividad de la Candelaria, pues de acuerdo a la ley de Moisés, cumplidos los 40 días después del parto la mujer debía acercarse a la iglesia para su purificación, y si el niño era primogénito y varón, como Jesús, la ley israelita señalaba que pertenecía a Dios y que por tanto los padres debían presentarlo en el templo y llevar un obsequio —dos tórtolas o pichones los pobres, y los ricos un cordero— a modo de rescate.
De ahí viene la tradición del 2 de febrero.
María y José “levantaron al Niño” y lo presentaron en el templo entregando el regalo de los pobres. La ceremonia de la Candelaria se llama así porque en ella se bendicen las candelas o velas, con las que luego se entra en procesión a la iglesia para conmemorar la entrada de Jesús al templo de Jerusalén. Esa festividad se instituyó en el siglo IV en Jerusalén, y a través del Oriente pasó a la iglesia romana.
Poca gente sabe por qué se levanta al Niño el día de la Candelaria y qué significa esa fecha para la Iglesia. Sólo saben que es día de fiesta, de tamales, champurrado y… ¡que venga todo el barrio y los compadres a celebrar!
Los mexicanos somos fiesteros por naturaleza y cuando se trata de celebrar, lo que sea, hay que echar la casa por la ventana. Lo demás, es lo de menos. Los impuestos y tenencias, la luz, el gas, el agua, las deudas y demás, “ai” se pagarán cuando se pueda. El martes es día 2 de febrero, día de la Candelaria. Después será otro día.
edsota@yahoo.com.mx