La telaraña de las redes antisociales

Politicón
/ 12 febrero 2017

El uso de las redes para socializar, se convirtió en un medio de comunicación política de terror. Ahora puede llamárseles con exactitud “redes antisociales”. En la antigüedad, los políticos enviaban al chofer de madrugada a comprar los periódicos para enterarse de lo que acontecía antes de que saliera el sol.

Las columnas de opinión eran el correo de la clase política. Mediante ellas, los líderes y altos funcionarios intercambiaban recados, chismes, amenazas. Eran, pues, la sección de sociales de estos personajes antisociales, que en unas cuantas décadas arrojaron a la ruina a este país (de lo cual culpan ahora a los veinte días de presidencia de Donald Trump).

Los políticos van dejando de lado la costumbre de leer los diarios: lo de hoy, es gancharse a las redes sociales. Compiten entre ellos para tener más seguidores.

Tener más admiradores asegura que los mensajes en la comunicación política sean más efectivos. Inclusive, algunos de los medios de información miden la popularidad de los políticos, por el número de contactos que tienen en las redes sociales (de esto sí es culpable Donald Trump, quien gobierna a través de su cuenta de Twitter, pasándose por el arco del triunfo a los grandes periódicos y las poderosas cadenas de televisión, que en respuesta han lanzado en contra suya una monumental campaña negra, en la que de Mussolini y nuevo Hitler no lo bajan).

Donald Trump pone a temblar al mundo y en especial al gobierno mexicano, cada vez que publica un mensaje. Nuestros políticos ya no leen el periódico en la madrugada para enterarse de lo que dijo el presidente norteamericano. Hoy están conectados al Twitter en espera de la pedrada.

La visita que Enrique Peña Nieto haría en enero al nuevo inquilino de la Casa Blanca, se canceló por un anuncio vía Twitter de Trump, donde le advertía a nuestro Presidente que no fuera… si no estaba dispuesto a pagar por el dichoso muro.

Ahora la gobernanza indica que en cada evento oficial, en cada entrega de recursos, en cada reunión, se realice un twitazo. Llega usted invitado a una junta y todos los asistentes se están tomando selfies ˗˗hasta se acuñó un vocablo para auto retratarse˗˗ para dejar constancia pública de que están presentes en dicho acto, desquitando su salario, y no en la cantina ni en el table dance.

En Coahuila, en las últimas semanas, varios sujetos sin quehacer, a través de las redes sociales, amenazaron a la población con ocasionar masacres. Las autoridades de seguridad implementaron en seguida los protocolos. Si las hubieran publicado en la sección de Clasificados de los diarios, nuestros policías ni por enterados se hubieran dado.

Cualquier desequilibrado mental puede tener una o cientos de cuentas en redes sociales. En cuestión de minutos, se pueden crear infinidad de cuentas con perfiles falsos. “Troles” les llaman a esas cuentas, y desde ahí pueden lanzar injurias, amenazas, extorsionar y realizar todo lo imaginable.

Además, la clase política utiliza las redes sociales para embaucar ingenuos en tiempo de elecciones. Desde hace años surgieron aspirantes que presumían a sus “miles” de seguidores en las redes sociales, con los que iban con todo por los distintos cargos de elección popular de Coahuila: puras habladas. Muchos de esos personajes envalentonados en el mundo virtual, recularon en la realidad.

Regresemos con los otros pubertos, los verdaderos, que a través de las redes sociales tratan de llamar la atención de la sociedad. Al ingresar a ese mundillo informativo, entran en una esfera virtual en el que se creen intocables, tratan de escribir cosas que personalmente jamás harían, para lo cual emplean un lenguaje soez, en el que predominan las faltas de ortografía.

Hace algunos años, con el uso de los mensajes de texto, se empezaba a reescribir un vocabulario, que por la premura del tiempo y el espacio, con unos cuantos caracteres pretendía transmitir un mensaje completo y coherente. Hoy con el auge de las redes y sin la limitación que hay en Facebook, volvimos a tratar de escribir las palabras como son. Sin embargo, el auto corrector no toca el lenguaje vulgar que predomina en estos mensajes.

Hoy la muchedumbre se siente desinhibida y audaz en sus mensajes por las redes. Muestran sus emociones, sus pensamientos y su cuerpo con el propósito de sentirse aceptados. Se alimentan de esos “likes” de sus contactos en la Red, para quedar cada uno de ellos como un
tonto excitado.
www.jesuscarranza.com.mx.

 

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