Mirador 26/06/21
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Cuando está lloviendo la gente de la ciudad dice:
-¡Qué feo está el tiempo!
Y en el campo nosotros decimos:
-¡Qué bonito está el tiempo!
En estos días ha llovido en Ábrego. La lluvia que nos envió el dueño de las lluvias es mansa y apacible como una novicia. Cae lentamente, sin escándalos de chaparrón, y entra con suavidad en la tierra, que también la recibe silenciosa.
-Es buena lluvia –comenta don Abundio mientras la vemos caer por la ventana-. Cada gotita de agua es un centavito.
Tiene razón. Esta agua se volverá maíz y frijol, avena y trigo. Será manzana y nuez; ciruelo y durazno. Habrá pan para los hombres y hierba para los animales.
Cae la lluvia. No digo nada, pero en mi capilla interior canto un Te Deum, una acción de gracias.
¡Hasta mañana!...