Molotov, corrupción y derechos humanos
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En 1997 la banda de rock mexicana Molotov lanzó su álbum “¿Dónde jugarán las niñas?”, el cual contiene sencillos como “Que no te haga bobo Jacobo”, “Voto latino” y “Gimme the power”. Sin duda, el álbum causó polémica por el contenido de sus letras. Esta producción de la banda recibió nominación como “mejor álbum de rock alternativo” en los Premios Grammy Latino, en 1998.
Sus canciones han perdurado por el tiempo y es el contenido de sus estrofas lo que las hace vigentes. Son himnos de reclamo, que reflejan una realidad social absorbida por la corrupción, abuso de poder, desigualdad social y discriminación.
Todos, sin duda, conocemos y hemos vivido una experiencia de corrupción, pero considero preciso preguntarnos: ¿Qué es la corrupción? Para la Real Academia Española es “acción o efecto de corromper”. A su vez, el verbo corromper significa “alterar y trastocar el fondo de algo”. Esto representa una breve idea de lo que es la corrupción. Sin embargo, no basta con algo tan simple.
Se trata de un complejo fenómeno social, político y económico, el cual se manifiesta en diversos contextos y vertientes en mayor o menor escala y con diferentes consecuencias, pero con una constante influencia negativa.
Es “Gimme the power” la canción que ocupa mi reflexión en esta ocasión, pues su letra, al decir “hay que atacar el problema de raíz”, expone una demanda social estruendosa y probablemente la propuesta más popular de toda campaña electoral en México: combatir la corrupción.
México, durante el año de 2012, obtuvo 34 puntos en el Informe de Transparencia Internacional sobre el Índice de Percepción de la Corrupción. Para el último informe de 2017 nuestro país ha obtenido 29 puntos, los cuales lo colocan en la posición 135 de 180 países que son evaluados en este estudio. Este dato significa que todavía hay mucho por hacer.
Si bien “Gimme the power” retrata la esencia negativa de nuestro País en los noventa, la actualidad plantea una situación inclusive peor. El presente de nuestro México rebasa por mucho al de los noventa: hay más crímenes y violaciones a derechos humanos, más pobreza, más impunidad.
Debemos decir, además, la corrupción no es un problema exclusivo de México. Para cualquier gobierno representa siempre un reto desempeñarse con honestidad. Pues de manera sigilosa y discreta, la corrupción nos afecta todos los días como sociedad.
La corrupción tiene efectos y consecuencias devastadoras para el desarrollo pleno de una sociedad democrática. Entre los tantos efectos el más perjudicial es la violación directa a los derechos humanos y la dignidad humana de las personas.
Los servidores públicos encargados de la seguridad se encuentran muchas veces coludidos con el crimen organizado y abusando de su poder. A esto hemos de añadirle los altos índices de impunidad. Pensemos en ejemplos concretos: desvío de recursos, que dejan sin fondos programas sociales; tráfico de influencias, que benefician sólo a unos cuantos; nepotismo, que convierte la administración pública en una cuestión de clase; conflicto de intereses, que generan desconfianza en la población; obstrucción de la justicia, que genera los altos índices de impunidad; sobornos, a la orilla del camino o en instituciones.
Sumando las consecuencias de todo lo anterior, es como se transgreden nuestros derechos fundamentales. Estas condiciones generan y mantienen las lamentables desigualdades sociales que sufrimos como país.
A finales de los noventa vivimos una transición política que nos prometió un cambio como país. Han pasado 21 años desde que “Gimme the Power” describió la crisis económica y política del momento. Hoy, estamos a las puertas de una nueva transición que esperanza una transformación nacional.
Es necesario que emprendamos acciones efectivas por parte de la sociedad civil y las autoridades. Debemos generar las condiciones para el cambio. Combatir la corrupción en cada oportunidad que tengamos, para que generar un equilibrio del poder entre el gobierno y el pueblo.
Ya lo advierte la canción: “si le das más poder al poder…”.
La autora es auxiliar de investigación de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH