Pilar de la edición en México

Politicón
/ 26 febrero 2017

Nacida en Canfranc (España), el 5 de enero de 1934, Neus Espresate, de orígenes catalanes, fue una gran editora mexicana. En 1960 fundó con su padre, Tomás Espresate, y sus hermanos Jordi y Enrique, en la calle de Aniceto Ortega en México, la editorial ERA que responde a los tres apellidos de los editores: Espresate, Rojo y Azorín.

Neus murió este 21 de febrero y fue velada por sus amigos en la CDMX.

Publicó a autores de izquierda. El primero de ellos, Fernando Benítez, que nació con paraguas, bigote canoso, pelo blanco y su fe puesta en la chamana de los hongos alucinantes, María Sabina. Luego siguieron Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Augusto Monterroso, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco y a una joven autora que se indignó por el maltrato a las mujeres de Chiapas, Guiomar Rovira, que en pleno zapatismo escribió Mujeres de maíz.

Ningún editor se ha comprometido con la izquierda como Neus Espresate, ninguno ha seguido con más pasión los acontecimientos sociales de México, ninguno ha publicado lo que otras editoriales no se atrevían. Si los estudiantes de México tienen un acervo del pensamiento de izquierda es gracias a ella. También la editorial Siglo 21 publicó a grandes pensadores pero nadie como Neus para entusiasmarse y lanzarse.
Neus, a quien nunca le gustaron los reflectores, debe considerarse la fundadora de la alta cultura de izquierda impresa en México. 

“Hoy tengo junta del Consejo de Redacción de la revista”, decía con orgullo. Carlos Pereyra, Adolfo Sánchez Rebolledo, hijo del extraordinario filósofo Adolfo Sánchez Vásquez, Arnaldo Córdova, Rolando Cordera, Ludolfo Paramio, Enrique Semo, el exrector de la UNAM, Pablo González Casanova, que con ella publicó su libro fundacional La democracia en México, todos ellos se entusiasmaron con su directora y las mesas de discusión se convertían en una fogata de guerrilleros aunque sólo fueran tigres de papel como lo somos todos.

Después de Carlos Pereyra, el pensador con quien Neus más se identificó fue con Bolívar Echeverría. También mantuvo una gran cercanía con el historiador Friedrich Katz. Las reuniones políticas en casa de Neus terminaban a las tres de la mañana porque el entusiasmo de su directora no cejaba jamás.

José Revueltas, hoy tan olvidado, no se conocería si Neus no hubiera publicado sus obras completas, Lezama Lima tampoco, al menos en México. 

De esa pequeña editorial, que fue creciendo en el ánimo de la vida cultural, salieron muchos de los que hoy conforman parte de la gran cultura de América Latina. ©
 

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