Por primera vez, una mujer encabeza la Suprema Corte
Pocas veces como ayer, la elección de quien encabezará la Suprema Corte de Justicia de la Nación había atraído tanta atención del público en general, aunque ello no ocurriera porque para el ciudadano de a pie resultara particularmente relevante el resultado de dicho proceso.
La razón fundamental por la cual tantas miradas se concentraban ayer en el máximo tribunal constitucional del País era conocer el desenlace −al menos en el terreno de la Corte− del escándalo que envuelve a Yasmín Esquivel, una de las ministras que aspiraba a ocupar la presidencia del referido órgano.
Al final, luego de tres rondas de votación, los 11 integrantes de la Corte construyeron, a través de sus votos, un resultado que es histórico: una mujer, la ministra Norma Lucía Piña Hernández, fue electa, por seis votos contra cinco del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
No es poca cosa el resultado: hace más de seis décadas que una mujer, la oaxaqueña María Cristina Salmorán de Tamayo, fue investida ministra por primera ocasión en México y no ha sido sino hasta hace muy poco tiempo que las mujeres han podido ingresar en mayor número a dicho espacio. De hecho, es durante el actual sexenio que la fotografía del pleno ha cambiado mostrándonos los rostros de cuatro mujeres.
Norma Lucía Piña Hernández era una de las dos mujeres que decidieron postularse para la Presidencia de la Corte junto a otros tres ministros. Nunca se especuló demasiado respecto de sus posibilidades, ni siquiera cuando el escándalo que aún envuelve a su colega Yasmín Esquivel hizo claramente inviable la candidatura de aquella.
En alguna medida −que quedará para el anecdotario de ese órgano judicial− la elección de Piña Hernández es producto de la coyuntura. Sin embargo, no deja de ser un hecho simbólico e histórico por su significado en el proceso de consolidación de la cultura de inclusión en nuestro País.
Aún hará falta, desde luego, que su actuación al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación demuestre que la alternancia de géneros en los máximos puestos públicos es mucho más que una cuestión de equidad aritmética, pero eso es algo que veremos con el tiempo. Por lo pronto, sus primeras palabras tras protestar el cargo retratan un humor distinto y merecen por ello ser resaltadas:
“Hoy me dirijo a ustedes, honrada, comprometida, responsabilizada, jurídica y moralmente a representarlos, a representar al Poder Judicial de la Federación con convicción y entrega, con pasión y honestidad como lo he intentado hacer los últimos 34 años de mi vida al interior de esta gran institución a la que tanto le debo y que tanto quiero.
“Los represento a ustedes ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consejeras y consejeros de la Judicatura Federal, al mismo tiempo, al ser la primera mujer que preside este máximo tribunal represento también a las mujeres... Reconozco la importante determinación de este tribunal pleno de romper lo que parecía un inaccesible techo de cristal. Me siento acompañada, respaldada, acuerpada por todas ellas, me siento muy fuerte, porque sé que estamos todas aquí”.