Quinto partido: La barrera que no supera México en materia económica ni futbolística

Opinión
/ 2 febrero 2025

No importa que eslogan de moda se use, si las políticas económicas no cambian, los resultados difícilmente serán mejores

Históricamente, el quinto partido en un mundial es la fase de cuartos de final y significa estar entre los mejores ocho del mundo. Se juegan tres en fase de grupos; el cuarto partido es la fase de 16 y ganarlo te lleva al ansiado quinto partido. México sólo ha jugado (y perdido) dos quintos partidos, en 1970 y en 1986, en Copas del Mundo organizadas y jugadas en México. El primero contra Italia y el más reciente en tiros penales contra Alemania. Después de 1986, México no participó en el mundial de 1990 por el escándalo de los cachirules y a partir de 1994 y hasta 2018 fue eliminado en el cuarto partido en esos siete mundiales consecutivos.

En 2022 ni siquiera de la fase de grupo pasamos, con lo que el sueño del quinto partido no alcanzó ni para llegar al cuarto. Quiero pensar que para cualquier mexicano nacido antes de los años noventa es normal y clara la expresión que se refiere a la dificultad de llegar al quinto partido, aun cuando no sea aficionado al futbol. Sin embargo, me llama la atención que cuando quise confirmar si ChatGPT la entendía, me di cuenta de que ese sistema de IA nació entrenado para entender la expresión “llegar al quinto partido” y automáticamente la pone en el contexto de la selección mexicana y no de alguna otra de habla hispana con resultados igual de mediocres. También, que reconoce que el uso de la frase no está limitado al contexto del futbol, sino a metas no alcanzadas y desafíos que parecen difíciles de superar.

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En estos días, estamos atrapados en un torbellino de noticias y eventos que tal vez nos hacen difícil ver más allá de la siguiente mañanera de Sheinbaum u ocurrencia de Trump. Y ahí es donde está el reto para los ciudadanos y organizaciones que queremos hacer más, mejor, distinto y evitar que un pasado de fracasos o de metas incumplidas determine un futuro de sueños rotos, ya sea en el futbol o en el mundo real y, más importante, de los ciudadanos en general y del país en su conjunto.

¿Cómo podemos salirnos del maleficio de atorarnos en el cuarto partido? ¿Será que debemos empezar por aceptar que los planes, estrategias, acciones e intenciones que hemos puesto sobre la mesa no han funcionado y es momento de replantearlas? ¿Será casualidad que el desempeño de la selección mexicana en mundiales y el desempeño de la economía mexicana tuvieron en general una alta correlación entre los años de 1990 y 2018?

Cachirules, crisis económicas, cierto crecimiento, económico y en el futbol, pero nada espectacular, invitado habitual al cuarto partido y a ciertos organismos internacionales, y de pronto, a partir de 2018 el crecimiento económico se estanca (en niveles de menos de la mitad de los ya de por sí bajos y habituales) y ni de la fase de grupo pasamos en el último mundial. Llegamos a estar entre las 10 economías más grandes del mundo y entre los 10 mejores equipos del mundial.

Hoy rondamos, como economía y como selección de futbol, el número 15 en ambos casos. No ha importado qué director técnico o presidente hayamos tenido, parece que nuestro techo está limitado al cuarto partido; de pronto mi sospechosismo habitual me hace pensar si por eso le pusieron Cuarta Transformación al movimiento político de quienes ahora mandan y (mal)manejan el país.

Difícil cambiar los resultados si se sigue pensando, actuando y diseñando políticas sin ajustes relevantes. Me canso de insistir en este espacio que seguir haciendo lo mismo y esperar resultados distintos no es razonable. No importa que eslogan de moda se use, si las políticas económicas no cambian, los resultados difícilmente serán mejores. También es importante ajustar las miras. Si apuntamos a lograr algo pequeño y todo funciona de maravilla, estaremos logrando algo pequeño. Si la mentalidad y el estilo que domina el debate de las ideas es una mentalidad de lo poquito, de lo apenitas, de lo chiquito, de lo malhecho... pues difícilmente tendremos logros mayúsculos.

Y así, de pronto salta la idea, atinada creo yo, de poner en papel y tinta el objetivo agresivo de tener a México en el “Top 10” de las economías del mundo para el 2030. ¡Excelente! Vienen los aplausos y las alabanzas porque finalmente pudimos entender que hay que subir la mira, pero al siguiente día o semana pasamos a la obvia pregunta de “los cómos” y ahí es donde nos estrellamos contra esa pared llamada realidad y los límites del sentido común y la política de lo poquito.

El Plan México pone la meta correcta; nos quiere llevar al equivalente del quinto partido en términos económicos. Sin embargo, a la hora que sale la lista de convocados, la alineación inicial y la formación, nos damos cuenta de que seguimos jugando al empate, a no perder, y jugando así no se puede ganar y aspirar a pasar la fase de grupos o crecer consistentemente más del 1 o 2 por ciento al que estamos acostumbrados. Le echaremos la culpa a la FIFA, al árbitro, a Trump, a todos menos a nuestras decisiones y a nuestra obsesión de tergiversar la realidad con los lentes modelo “otrosdatos”. Pronto, la expectativa se ajustará, se aplaudirán los empates, se verá como éxito llegar al cuarto partido, esta vez de la mano de la cuatroté. Mientras, quienes debieran estar diseñando y ejecutando los planes consistentes con las miras, estarán mejor recopilando la lista de excusas.

@josedenigris

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