Raíces solidarias: combate por la eliminación de la discriminación racial
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Que maravilloso es arraigarnos a nuestras costumbres, dar vida a nuestros olores, a nuestros sabores, a nuestras creencias... y a nuestros colores.
Conocer nuestra cultura y valorar nuestro origen nos concede identidad; enraizar nuestro árbol genealógico (familiar y socioculturalmente) nos vuelve personas únicas y nos regala, además, la maravilla de “pertenecer”.
Esta maravilla rescinde cuando nuestros olores, sabores, creencias y colores se vuelven discriminatorios, cuando nuestro trato hacia las personas se vuelve desigual o desventajoso por motivos raciales, pero, desafortunadamente, relegar por razones étnico-raciales es una de las principales desigualdades que históricamente ha marginado a muchos grupos de personas.
Estas prácticas de maltrato racializadas han propiciado significativamente la reproducción de condiciones de desventaja social, y constituyen un mecanismo de reproducción de actos de desigualdad, etnocentrismo, y xenofobia como realidades sociales.
Probablemente nos consideramos ajenos a estos actos de discriminación, pero la realidad es que la normalización en términos de distinción, exclusión, invisibilización y menosprecios utilizados en nuestro actuar cotidiano, permanentemente crea, reproduce y mantiene estereotipos clasistas sin darnos cuenta.
A ello se suma el lenguaje prejuicioso que utilizamos desde expresiones estigmatizantes como “no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre”, “trabajando como negro para vivir como blanco”, hasta asociaciones negativas en función del color como “nunca falta un prietito en el arroz”, “ahí hay mano negra”, “tiene negras intenciones”, “es la oveja negra de la familia”, etcétera.
Todas estas reproducciones de estereotipos clasistas aluden a una supuesta condición inferior o superior debido a la raza y pretenden categorizar las raíces de las personas. Sea consciente o inconsciente, esta forma de estigmatización es un legado primordialmente familiar que después ha sido reforzado en los diferentes grupos sociales.
Dichos criterios de categorización coartan, además, la igualdad de oportunidades de educación, economía, empleo y salud entre muchos otros derechos fundamentales, lo que hoy en día es un gravísimo problema que enfrentan millones de personas discriminadas con tratos diferenciados y de animadversión lastimosamente legitimados.
Por ello, desterrar todas las formas de discriminación racial y cultivar la urgente y necesaria igualdad entre las personas, debe tener sus inicios desde la concientización de la represión que se sufre en este sentido; se debe dar un giro a la historia tal como nos lo recuerda el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, cada 21 de marzo.
Esta celebración apela a eliminar la discriminación racial. La memoria que lo impulsa es que el 21 de marzo de 1960 la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica que se mostraba en contra de la ley del apartheid que se ejercía en Sharpeville, Sudáfrica.
Esta ley era un sistema que controlaba el movimiento de las personas de raza negra, indias y de color que requerían llevar un documento de autorización en áreas restringidas; era una política de Estado que amparaba la ideología de que personas de origen racial diferente no debían convivir en igualdad con las personas de raza blanca.
Recordar tales eventos desgarradores inevitablemente nos invita a trabajar en la construcción de consciencia y paz social independientemente de cuáles sean nuestras raíces. Por ello, desde nuestras posibilidades cada persona y cada institución debemos sembrar criterios que eliminen la discriminación racial.
Por ejemplo, las instituciones formativas deben implementar educación intercultural en donde se enseñe el valor y respeto por las diferentes tradiciones y costumbres, no sólo teórica sino prácticamente; deberán construirse nuevos programas educativos que incorporen el desarrollo de conocimientos, habilidades y valores inclusivos y con perspectivas derechohumanistas.
Dicha formación debe permear cualquier nivel educativo, pero no debemos olvidar que las conceptualizaciones cognitivas se realizan principalmente en la niñez; en consecuencia, se deberá trabajar desde la infancia para invitarles a considerar, valorar y normalizar las diferencias que existen entre las personas (razas), lo que llevará a concepciones ajenas a la discriminación y a la estigmatización.
Lo anterior será la vertiente para que todas las personas nos solidarizaremos con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial; permitirá que cada raza o cada cultura se arraigue a sus creencias, costumbres, olores, sabores y colores sin ser estigmatizada, es decir, eliminaremos las condiciones que favorecen la perpetuación de la discriminación racial.
Les invito a que formemos raíces solidarias; que la cosecha de nuestro árbol sea la eliminación de toda forma de discriminación racial.
#DiaInternacionaldelaEliminacióndelaDiscriminaciónRacial
La autora es investigadora de la Academia Interamericana de Derechos Humanos.
www.facebook.com/gisela.garciagarza
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