Recuerda que has de morir: La arquitectura de la vida y la muerte
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“Yo aquí, junto a la puerta mirando el amanecer y mirando cuando te ibas, siguiendo el camino del cielo; por donde el cielo comenzaba a abrirse en luces, alejándote, cada vez más desteñida entre las sombras de la tierra”.- Juan Rulfo
¿Qué pasa cuando ya nada más pasa? La relación del ser humano con la muerte es compleja y personal, cuando alguien se va de forma permanente, deja de ser, de existir, le sobreviven los recuerdos en las personas que le rodeaban. Este concepto ampliamente estudiado en la filosofía y abordado de diversas maneras por las diferentes culturas y manifestaciones del arte a través del tiempo, nos une a todos por igual y sin distinciones. Pero la muerte no es el enemigo, es un hecho que ha de consumarse tarde o temprano.
Mientras tanto, para los que todavía somos y existimos, lidiar con esa certeza es común pero a la vez compleja y constante; la muerte es una debilidad incurable de los seres corporales dice August Corominas, profesor de Fisiología Humana, porque somos finitos y hasta el día de hoy no existe en nosotros, como seres humanos, esta posibilidad de eternidad, por lo menos no en el mundo físico. En otro sentido, Edgar Morin; sociólogo y filósofo francés dice que el hombre comienza las creencias religiosas a partir de enterrar a sus muertos y en el intento humano de desentramar este enigma. El culto a la muerte y a los fallecidos, también es una manera de perpetuar el cariño o el afecto hacia ellos, de quien permanece.
Para el arquitecto, uno de los retos más grandes y profundos es el diseño de los memoriales o la arquitectura fúnebre y funeraria, estos espacios que tienen la capacidad de ser como un muro de contención para el dolor de los vivos, respetar a los muertos y al mismo tiempo dar consuelo de una forma implícita y sutil. Además de mantener viva la memoria de los que ya no están. En nuestro país existen edificios que conmemoran la muerte tales como: el Jardín Funerario del Taller DIEZ 05 ubicado a veinte minutos de la ciudad y el puerto de Veracruz, la Casa Funeraria Tangassi de Tatiana Bilbao que se encuentra en el estado de San Luis Potosí y que ha sido definido por críticos y teóricos de la arquitectura, como un edificio que forma parte del proceso de duelo de un ser querido. Es decir; “la arquitectura entre la vida y el duelo” este lugar parte de la idea de que tanto la vida como la arquitectura están compuestos por límites y transiciones. Otros ejemplos como la Capilla del Atardecer por BNKR arquitectos localizada en los cerros de Acapulco en donde el objeto se mimetiza y encuentra un respeto absoluto al entorno y a quien se refugia en el espacio al habitarlo desde el dolor y la ausencia.
Sin embargo, por más estudios científicos o filosóficos, la realidad es que nunca podremos definir y explicar la muerte puesto que estamos vivos. Es una aproximación, un deseo de entender, un hecho que nos alcanza, un paso, una transición, una puerta o un umbral hacia otra cosa, que nos encuentra a todos y hacia donde todos, sin excepción, nos dirigimos.
Nuestra relación con la muerte desde nuestras tradiciones y nuestra propia finitud en el marco de nuestra cultura, son un sincretismo convertido en un ritual lleno de color, de olor, de sabor y formas, creencias y acciones vastas; como menciona Octavio Paz: “nuestra muerte ilumina nuestra vida”. Por eso nuestras tradiciones y el culto a los muertos representado en la celebración del Día de los Muertos están repletos de cargas simbólicas muy específicas y que van de lo individual a lo colectivo, son imágenes que se encuentran en el inconsciente y que todos compartimos.
La arquitectura patrimonial, es también un reflejo de nosotros mismos, de nuestra cultura, nuestros rituales y nuestras tradiciones, tal vez, el edificio también muere cuando se le abandona o se le olvida, la arquitectura se convierte en una idea, en un objeto material que guarda límites, transiciones, umbrales, ausencias, memorias, temporalidades e historia, que son de especial relevancia y que también nos conducen al fin de la vida.
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