Región Centro: urge reactivar AHMSA pero también diversificar la economía

Uno de los temas que ha puesto en evidencia -una vez más- la crisis por la que atraviesa la empresa Altos Hornos de México (AHMSA) es la inconveniencia de apostar el futuro de una región entera a una sola actividad productiva y, más aún, si dicha actividad es desarrollada por una sola empresa.

A contracorriente de esta idea lo que conviene, como aconseja con sabiduría la voz popular, es “no poner todos los huevos en una sola canasta”. Porque por más sólida que parezca una industria, o por más que se tengan buenos resultados en una empresa, la crisis constituye siempre una posibilidad.

No se trata de ninguna enseñanza nueva: siempre hemos sabido que la diversificación de la economía es la estrategia más segura que puede adoptarse como antídoto para evitar realidades como la que estamos atestiguando en Monclova y toda la Región Centro.

Resulta importante por ello que al referirse al caso, el gobernador Miguel Ángel Riquelme hubiera dicho ayer que su administración está explorando opciones para la diversificación de la economía, además de atender la situación de incertidumbre que genera la crisis en AHMSA.

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Valdrá la pena que, además de responder a esta contingencia, la necesidad de diversificación se convierta en una política transversal mediante la cual se planifique el desarrollo futuro de todas las regiones de la entidad. Porque no debe esperarse a que cualquiera otra sufra una crisis para actuar.

Por otro lado, el mandatario estatal afirmó que en las próximas horas podría surgir finalmente una respuesta a la situación actual que mantiene suspendida la producción en la acerera.

Es de esperarse que, en efecto, las negociaciones sobre las cuales se ha informado lleguen a buen puerto y los actuales poseedores del control accionario de la empresa concreten los acuerdos para que se inyecte el capital requerido por AHMSA para salir de la crisis.

Es necesario tener claro, sin embargo, que los efectos de la situación actual se extenderán en el tiempo y, aunque la realidad ya no empeore, no habrá un “regreso automático” a la situación previa.

Y no se tratará, por cierto, solamente de repercusiones económicas, pues la disminución de la actividad provocada por el paro en la empresa tendrá múltiples reverberaciones en todas las ramas de la actividad comunitaria.

Justo por ello resulta cada día más urgente que se contribuya desde todos los frentes a destrabar la situación y superar la crisis, evitando así que el saldo negativo de esta etapa siga incrementándose.

En la misma proporción resulta urgente que se trabaje en la definición de planes objetivos -y concretables en el corto plazo- para diversificar la economía regional y reducir, en la mayor medida posible, la dependencia económica de la producción acerera.

Al mismo tiempo, valdrá la pena que se explore la posibilidad de diseñar y poner en práctica mecanismos de supervisión de la actividad empresarial que eviten, en casos como éste, que la salud de una empresa privada relevante se deteriore al grado de arrastrar a toda una región en caso de una crisis.