Región Sureste: ¿Hay rumbo a seguir o no?

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¿Alguién ha visto el cerebro institucional que ordenaría el rumbo de nuestra región?, ¿alguien sabe con cuál destino futuro se alinean las inversiones y los empleos que llegan a esta bendita tierra?, ¿alguien conoce sí los espacios urbanos generados por el crecimiento económico regional serán, en 30 años funcionales, sostenibles y habitables?
¿Sí habrá una zonificación estricta que regule el uso y ocupación del suelo más allá de intereses políticos o económicos?
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¿O tendrá nuestra región la capacidad de responder a las necesidades de agua, vivienda, educación, seguridad, transporte, servicios públicos y equipamiento urbano de los cientos de miles de trabajadores atraídos por nuestro crecimiento económico?
¿Qué tipo de movilidad habrá en el futuro?, ¿cómo se moverá el saltillense, el ramosarizpense y el arteaguense de un lado a otro?, ¿cuál será la calidad de su transporte público?, ¿habrá suficientes ciclovías para estimular el uso de la bicicleta?
¿Habrá suficiente agua para nuestros hijos, nietos y bisnietos?, ¿podrán ellos respirar el aire sin temor?, ¿tendrán suficientes espacios verdes y públicos para encontrarse con su comunidad?, ¿vivirán, en ese tiempo, preocupados por las consecuencias de un cambio climático que a la fecha no hemos combatido desde nuestra cotidianeidad?
En síntesis, ¿hay alguién en Saltillo, Ramos Arizpe o Arteaga preocupado por la calidad de vida que tendremos en 30 años, a partir del modelo de crecimiento económico vigente en nuestra región?
Lamento decirle, apreciado lector, que no existe persona o institución pública con esa información regional o preocupación futura: con excepción de los estudios puntuales elaborados por el IMPLAN Saltillo que no alcanzan esa visión sistémica, regional y sustentable de largo plazo.
Por ello, hoy no sabemos cuáles son los límites de nuestro crecimiento económico para mantener la calidad de vida de nuestra región en el corto, mediano y largo plazo. Tampoco, en su mayoría, tenemos los políticos y los empresarios con la sensibilidad, la inteligencia y la visión de futuro para respetar esos límites sin matar la gallina de los huevos de oro.
En ambos casos, su horizonte de futuro es limitado a un pensamiento inmediatista, no sistémico y menos sustentable; su preocupación esencial es la ganancia o rentabilidad política y/o económica; como si el mundo no se fuera a acabar y ellos a morir o, como si no tuvieran una responsabilidad con sus hijos, nietos y bisnietos. Ya no digamos con su ciudad o región.
Antes que nuestra región llegue en 30 años a un escenario de película postapocalíptica con zombies incluidos, es obligado emprender acciones inmediatas:
a) Crear el Instituto de Planeación Metropolitana que incluya a Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga.
b) Diseñar la planeación metropolitana a 30 años (2025-2055); pendiente desde hace 23 años.
c) Hacer de dicha planeación un ejercicio ciudadano enraizado en una visión sistémica y sustentable de corto, mediano y largo plazo. El IMPLAN Torreón cuenta con una práctica ciudadana y metodológica exitosa.
d) Enfatizar, entre otros, estos temas: desarrollo económico y competitividad, desarrollo social, ordenamiento territorial y ecológico, sustentabilidad, movilidad urbana, desarrollo urbano e infraestructura, desarrollo institucional y participación ciudadana.
e) Incorporar elementos valiosos de anteriores procesos de planeación en la Región Sureste a las nuevas aportaciones ciudadanas.
La Región Sureste está urgida de un rumbo racional, planificado, sustentable y estratégico so pena de heredar a las futuras generaciones un escenario cataclísmico con muertos vivientes nostálgicos tarareando canciones de Peso Pluma y Bad Bunny mientras, apresurados corren por V. Carranza en busca de cerebros para aliviar su dolor de “estar pudriéndose” por dentro.
Los políticos y los empresarios de esta región sin rumbo, tienen la palabra; y, por tanto, la responsabilidad.