Saltillo: Flujo vehicular controlado por agentes de tránsito en la era de los satélites

Opinión
/ 4 junio 2023
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En plena era de satélites y de inteligencia artificial, es increíble que una ciudad como Saltillo controle mediante agentes de tránsito el flujo vehicular en perímetros conflictivos ya de por sí o en circunstancias temporales por obra pública en construcción. La costumbre de poner gente a manejar el tráfico de vehículos en la zona centro es inveterada y no se puede o no se quiere cambiar, ni con la renovación de funcionarios en las carteras correspondientes.

Los mismos problemas, las mismas prácticas. El tema del tráfico en Saltillo es añejo y difícil. Sobre todo en el centro, la zona que ofrece una problemática más particular por su antigüedad. El eje principal gira imparable en algunas cuadras del primer cuadro de la ciudad, complicado desde sus orígenes. Sus angostas y retorcidas calles, evocadoras de los días de los tranvías de mulas, y más atrás de las volantas y calandrias, no fueron hechas para los modernos vehículos y mucho menos para la cantidad que transita por ellas. Sin embargo, eso no justifica lo que sucede en esta ciudad con el tráfico vehicular en arterias complicadas. Existen ciudades coloniales como San Miguel Allende, en Guanajuato, por ejemplo, en donde no se sufre este problema. Guardando las debidas proporciones, lo que en San Miguel podría ser un complicado tráfico vehicular en el mero centro de la ciudad por sus angostos callejones, es un tráfico que, si bien avanza no muy rápidamente, sí lo hace ordenadamente y con fluidez. ¿Y por qué no puede suceder esto en Saltillo?

Las obras del Paseo Capital para hacer peatonales unos tramos de Juárez y Victoria y conectarlas con el trayecto de la misma característica ya existente de Padre Flores y Ocampo, están causando un problema de fluidez vehicular en las cuadras aledañas a la Plaza de Armas, Catedral y el templo de San Esteban. Si se analiza bien la cuestión, vemos que el problema no es pasajero, porque una vez terminadas las obras del Paseo Capital, que sin duda traerá gran beneficio al Centro Histórico, las vialidades que corren de norte a sur y de sur a norte seguirán cruzando las que corren de oriente a poniente y de poniente a oriente, tal como sucede en la actualidad.

Casi a todas horas el tráfico se vuelve difícil, no a causa de la obra para el Paseo Capital, sino provocado por los agentes de tránsito apostados en cada esquina de las manzanas alrededor de la Plaza de Armas. A ratos dan el paso como lo marca el semáforo de las esquinas y a ratos como se les antoja a ellos, sin hacer caso del semáforo. Si el color de la luz en el semáforo concede o detiene el paso a los vehículos, el agente de tránsito sale sobrando, y como en este caso, sólo sirve para complicar el tráfico. Cuando el agente ubicado en Allende y Pérez Treviño detiene el tráfico de esta última, no solamente obliga a detenerse el que va de oriente a poniente por ella, sino también el de los vehículos que vienen del sur e intentan incorporarse a la misma o cruzarla para continuar al norte, porque la bocacalle está obstruida por un vehículo, generalmente un camión urbano que está tapando el paso, o si acaso el agente pudo dejar libre el cruce al norte, el vehículo en la esquina no puede moverse porque quiere incorporarse a Pérez Treviño, y la cola se alarga hasta obstruir el cruce de Aldama al oriente. El tráfico de las calles de sur a norte no puede fluir porque los carros y camiones urbanos se quedan atravesados en las bocacalles, obstaculizando por mucho tiempo la circulación de las calles travesañas.

Actualmente sólo hay semáforos en la calle de Allende. Los cruces de Bravo y Zaragoza con Pérez Treviño, Aldama y Juárez son de “Ceda el paso a un vehículo”, muy funcionales, pero imposibles de sincronizar con los semáforos.

La única forma de agilizar el flujo vehicular de la zona es colocar semáforos sincronizados por satélite en todas las esquinas de esas arterias. De otro modo, el centro de la ciudad seguirá sufriendo los problemas que en materia de tráfico lo aquejan desde que Saltillo se volvió ciudad grande.

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