¿Se avecina una nueva crisis migratoria en la frontera?
El Gobierno de la República debe asumir su responsabilidad e impedir que, como ha ocurrido en el pasado, se genere una nueva crisis migratoria en la frontera de Coahuila
El triunfo de Donald Trump en las recientes elecciones de Estados Unidos ha desatado, entre otras reacciones, el temor de una nueva crisis migratoria en la frontera entre nuestro país y el vecino del norte, la cual podría registrarse semanas antes de que el neoyorkino tome posesión del cargo.
Y es que, de acuerdo con la información que se ha dado a conocer en los últimos días, ante la posibilidad de que, una vez asumido el cargo, el futuro mandatario “cierre la frontera”, diversas caravanas migrantes se han organizado para intentar llegar a la frontera antes del 20 de enero.
Tal hecho implica la posibilidad de que, mucho antes de que Trump inicie su mandato, se registre una auténtica avalancha de migrantes en la frontera común, lo cual quiere decir que podríamos volver a atestiguar las escenas que ya hemos visto en el pasado reciente: decenas de miles de migrantes agolpándose en las inmediaciones de los puentes internacionales que unen las ciudades fronterizas de Coahuila y Texas.
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Tal hecho es previsible porque, como se ha informado anteriormente, el territorio de Coahuila resulta más seguro para los migrantes debido al clima de seguridad que se vive aquí.
Con independencia de las opiniones que se tengan en relación con la migración y el derecho que tiene cualquier persona de buscar mejores expectativas de vida, la realidad es que la llegada masiva de migrantes al territorio de Coahuila -o de cualquier otra entidad fronteriza- constituye un problema que resulta muy complejo de administrar.
Debido a ello, resulta imprescindible que el Gobierno de la República asuma la responsabilidad que le corresponde en la administración del fenómeno y despliegue una estrategia que impida el surgimiento de una crisis en los municipios fronterizos de nuestra entidad.
Porque, como se ha dicho en ocasiones anteriores, los gobiernos municipales y estatales no cuentan con los recursos necesarios para administrar el problema que implica recibir de golpe a un número de personas que equivale a una porción de su población total.
Ya lo hemos visto en el pasado reciente y no tendría por qué volver a ocurrir: el éxodo de migrantes no tendría por qué llegar a la frontera norte de nuestro país, sobre todo si, luego de caminar miles de kilómetros, los migrantes enfrentarán la dura realidad de ser devueltos a la frontera sur o a sus países de origen por el mismo gobierno que les permitió circular por su territorio.
No es humano ni es sensato alimentar la esperanza de quienes persiguen el denominado “sueño americano” permitiéndoles el ingreso a territorio nacional, lo cual implica que consuman los recursos que con mucho esfuerzo reunieron y que, en muchos de los casos, terminan solamente alimentando los bolsillos de las bandas delincuenciales que operan en México.
Cabría esperar pues, que frente a la realidad actual, el Gobierno de la República actúe realmente de forma realmente humanitaria e impida que se genere una nueva crisis migratoria en la frontera con los Estados Unidos.