Sed de la mala en una crisis de agua en Saltillo

Opinión
/ 29 marzo 2025

Ayer pasé una noche espantosa. Cuando me encontraba en el más profundo de los sueños, una insoportable sed se adueñó de mi tranquilidad. Trataba de olvidar mi sed aferrándome a la almohada, pero era imposible dejar de pensar en una enorme jarra con agua. Después de una media hora de sufrimiento, decidí al fin levantarme y cual sonámbulo caminé por la casa hasta llegar a la cocina. Abrí el refrigerador y me deslumbró el brillo de una jarra de vidrio rebosante de transparente agua. La tomé con ambas manos y olvidando las enseñanzas del Manual de Carreño, comencé a beber desesperado sin que me importara que una parte de aquél preciado líquido se resbalara por mi barba y cuello hasta llegar a mi pijama.

Aliviada la sed, me dirigí a mi recámara a dormir de nuevo, sin embargo, una pregunta arrebató mi sueño: si la necesidad de agua hizo que se despertara un hombre tan apegado al sueño como yo, ¿de qué no será capaz este vital líquido?

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El agua se lleva todo a su paso, y la falta de agua también. En el este de África, por ejemplo, el agua ha sido agente de cambios políticos. La estabilidad social en esta región del Planeta depende de la cantidad de precipitaciones pluviales. Si no hay agua, los problemas comienzan automáticamente.

Así como estos conflictos suscitados en tierras africanas, en la historia se registran violentas pugnas en la competencia por los derechos sobre el agua. Por eso algunos afirman que la palabra “rivalidad” proviene del latín “rivus”, que quiere decir “río”.

Hay quienes creen que el agua nunca se acabará, pero tal vez cambien de opinión al saber que únicamente el 1.6 por ciento del agua sobre la Tierra es dulce, y la mayoría de ella es inútil para los seres vivientes, pues está estancada en la nieve y hielo de los polos y en las cimas de las montañas más altas.

El agua es más importante de lo que creemos, pues sin ella simplemente no habría vida. Un científico de la Universidad Estatal de Michigan ha calculado que la producción de un solo huevo de gallina requiere alrededor de 454 litros de agua, una barra de pan necesita mil 136 litros, y medio kilo de carne 13 mil 250 litros.

En Coahuila ya sabemos lo que significa la escasez del agua. El rápido crecimiento poblacional, así como el auge industrial de los últimos años, han provocado la sobreexplotación de los principales mantos acuíferos que abastecen a la región. Pero ¿quién tiene la culpa de esto? Quizás alguien piense inmediatamente en San Pedro, pues en ocasiones se olvida de ordenar a las nubes vagabundas del inmenso cielo que descarguen sobre nuestra tierra su líquido bendito. Otros pueden echarle la culpa a los incendios que año con año se registran en nuestro bosques. Tal vez tengan razón quienes esto piensan, pues se estima que un pino en su etapa adulta puede llegar a despedir más de 100 mil litros de humedad. A pesar de todo, yo les puedo decir quiénes somos los principales culpables de la escasez de agua en nuestros tiempos.

Uno de los culpables somos todos nosotros. Si cada vez que abrimos la llave pensáramos que probablemente en un futuro batallaremos mucho más para conseguir agua, estoy seguro que utilizaríamos sólo la indispensable.

Otro de los culpables de la escasez del agua son los organismos municipales de agua y saneamiento que sólo buscan un beneficio económico y rehuyen a la modernización de tubería para evitar que miles y miles de litros se fuguen cada segundo por instalaciones obsoletas o en mal estado.

Poco sirve ante la escasez de agua el perforar nuevos pozos, pues ya de por sí resulta escandalosa la sobreexplotación de los mantos acuíferos..

El año pasado llovió más de lo acostumbrado en Saltillo. Sin embargo es triste saber que gran parte de esa agua no fue aprovechada debido a que han resultado insuficientes los colectores pluviales construidos tanto en Saltillo en tiempos de Manolo Jiménez y en Ramos Arizpe por el exalcalde Chema Morales. Si a esto sumamos la cantidad de agua que se pierde en nuestra ciudad por fugas y tomas clandestinas, nos daremos cuenta que nuestro futuro no es tan promisorio.

Actualmente Saltillo atraviesa una vez más por una crisis por la falta de agua. Nuestras autoridades han reconocido el abatimiento de los acuíferos locales, y la empresa Aguas de Saltillo busca diversificar las áreas de extracción a zonas de Arteaga y en la cuenca de Parras para garantizar el abasto para los saltillenses. Estas acciones deben ser acompañadas, sin duda, por la construcción de más presas en la región, así como obligar a las fábricas que compren el agua tratada para sus procesos de producción, la cual es pagada por todos nosotros sin que sepamos si en realidad funcionan las plantas tratadoras, cuánto líquido se trata, ni qué destino tiene.

Por lo pronto, debemos encomendarnos a San Pedro para que este año tengamos nuevamente abundantes lluvias que recarguen nuestros mantos acuíferos.

aquientrenosvanguardia@gmail.com

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