Soluciones de fondo para resolver la crisis hídrica
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El recurso que en mayor volumen se encuentra en el planeta es el agua. Paradójicamente, estamos sufriendo una crisis de disponibilidad, particularmente en las regiones donde las fuentes de abastecimiento son esencialmente subterráneas.
La razón de esta paradoja la conocemos todos: del total de agua que existe, la inmensa mayoría está en los océanos y no es apta para consumo humano o usos agrícolas, al menos no en el estado en que se encuentra. Por otro lado, del total de agua dulce solamente un pequeño porcentaje está disponible porque el resto se encuentra congelada en los polos y en los glaciares.
Lo señalado líneas arriba, sin embargo, no es información nueva sino que la conocemos desde hace mucho tiempo. Al menos desde antes que comenzáramos a desarrollar grandes concentraciones urbanas y amplias zonas industriales en regiones donde la disponibilidad de agua es limitada.
Y nunca faltaron voces que advirtieran sobre la necesidad de racionalizar la extracción y uso del líquido. Basta con revisar las hemerotecas −o navegar en la web− para encontrar las múltiples advertencias que especialistas de diversos ámbitos han venido realizando desde hace décadas.
En otras palabras, la crisis que hoy vivimos es producto, en gran medida, de la negligencia con la cual hemos administrado los sistemas de extracción y distribución del agua dulce que tenemos disponible. Y en este diagnóstico hay que incluir el hecho de no haber detenido −o controlado− el crecimiento de las ciudades y las zonas industriales.
Hoy, cuando el esquema está al borde del colapso, sería tiempo de que prestáramos atención a los expertos y que los servidores públicos, en cuyas manos se encuentra la toma de las decisiones, dejen de utilizar criterios políticos para definir el rumbo.
“Es necesario que los estados que están presentando este problema, analicen los factores de fondo que están generando una crisis en el abasto de agua”, señaló ayer, en entrevista con la periodista Carmen Aristegui, el investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Benjamín Martínez.
El académico coincidió en lo señalado a nivel local, el fin de semana anterior, por el gerente de la empresa Aguas de Saltillo, Jordi Bosch: la crisis del acceso al agua sólo puede resolverse ejerciendo una administración y gestión del recurso natural de forma efectiva a largo plazo.
No hay mucho margen para la discusión: la situación actual es producto, en buena medida, de las decisiones equivocadas
que se tomaron en el pasado y la única forma de evitar el agravamiento de la crisis consiste justamente en modificar la perspectiva desde la cual se definen las políticas públicas.
De lo que se trata hoy es de asumir decisiones que eviten el colapso allí donde el problema es serio. Sólo así se ganará el tiempo suficiente para que soluciones de más largo aliento puedan ser financiadas y puestas en práctica.