Teatro y ternura: Memoria y búsqueda de sanación desde lo colectivo

Opinión
/ 8 septiembre 2023
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El teatro tiene muchas funciones. Entretenimiento, protesta, inclusive manipulación ideológica. El teatro es terreno fértil y depende de las intenciones de quien lo haga.

Entre tantos tipos de teatro, hay uno del que recientemente me he percatado, una rama que no me parece que sea reciente, pero que parece estar tomando importancia en nuestro país, quizás – y sólo quizás – porque hemos comenzado a prestar más atención a nuestras heridas. Heridas individuales que se reflejan en lo colectivo, heridas colectivas que trascienden generaciones, heridas y temas difíciles que merecen atención.

Pero el tema no es la única cuestión importante. Al fin y al cabo, el dolor siempre ha sido tema para el teatro y el arte en general. Me interesa hablar, sobre todo, de esas teatralidades que, en su búsqueda y su creación, parecen abrir el diálogo al público y que manejan el palco como foros para que otros también puedan ejercer el acto de nombrar y expresar.

Los primeros recuerdos que tengo de un teatro de esta índole son de las propuestas de la compañía de teatro peruana Yuyachkani, especialmente el caso de su acción escénica “Rosa Cuchillo”, un unipersonal interpretado por Ana Correa e inspirada en la obra homónima de Oscar Colchado. La acción, creada para ser representada en espacios abiertos – y sobre todo mercados – sigue a una mujer que para buscar a su hijo desaparecido recorre los tres mundos de la cosmogonía andina. La obra entrelaza la ficción con el documental, pero lo que ha vuelto a este montaje caso de estudio, fue su devenir como ritual curativo.

$!Rosa Cuchillo recorre un mercado.

Al tratarse de una acción en espacio público, dentro del propio Perú atravesado por las heridas que dejó la guerra sucia, Rosa Cuchillo, más que una artista haciendo un acto estético, se transformó en una “chamana” que transitaba entre mundos y ofrecía un momento que, más que contemplación artística, ofrecía curación. Si bien en Rosa Cuchillo no existía un momento para dialogar por medio de la voz, el diálogo con el público, a través del dolor y el duelo compartido es patente, aún para quien sólo presencia los registros de video y foto.

Pensar en este montaje me remite a otras propuestas en nuestro país como “Sabueso” de La Terca Teatro y “El bodegón de las cebollas” de Tres Colectivo Escénico y Área 51 Foro Teatral. La primera, porque los paralelismos son demasiados: otra madre que busca otro hijo desaparecido, una serie de testimonios reales por base, la sensación de que se asiste a un acto de duelo, más que a una obra de teatro. Si esta vez la obra sucede en un foro poco importa porque el tono y la familiaridad con la que la actriz dialoga con el público genera una comunidad temporal a partir de una experiencia compartida. Todos sabemos que los desaparecidos existen, sólo que a veces no nos gusta acordarnos del país en el que vivimos. Esta vez el público sí tiene oportunidad de tomar la palabra para responder algunas preguntas, aunque lo que más pesan sean los silencios.

“El Bodegón de las Cebollas” es quizás una propuesta menos densa en su temática, sin embargo, se convierte igualmente en un espacio para el dolor, para quitarse un peso de encima, para llorar en comunidad. Usando como herramientas las propias cebollas que al fin y al cabo ya provocan el llanto, y con una dinámica que por momentos pasa al público la batuta para que ellos sean los que cuenten desde la experiencia propia, los asistentes a la obra relatan en muchos casos la sensación de un espacio seguro para mostrar la fragilidad que allá, afuera del teatro, pareciera ser un pecado.

El teatro tiene muchas funciones, la catarsis una de las más antiguas. Sin embargo, no llamaría a este teatro solamente teatro para la catarsis; su cercanía con la realidad de todos los días me impide simplificar estas experiencias a eso. Lo llamaría tal vez, un teatro de la ternura en busca de sanación de heridas que no pueden ser borradas individualmente. Un teatro para transformar el sufrimiento en solitario. ¿El hermano menor del Teatro de la Crueldad de Artaud? En fin, se aceptan sugerencias.

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