Trump recargado: El mundo se encuentra al borde del abismo
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Este es uno de los días más oscuros de la historia de Estados Unidos. La llegada de Donald Trump tendrá consecuencias incalculables para EU, pero también para el mundo
Y así comienza. Apenas un día le ha bastado al empresario Donald Trump para intentar imponer su visión torcida del mundo. Su guerra de palabras contra México y los mexicanos ha tomado un oscuro giro, pues ya no son sólo palabras. Y si alguien tuvo alguna vez la duda de que no debería de tomársele literalmente, ya demostró que no es así.
Trump anunció planes para cerrar la frontera entre México y Estados Unidos, deportar a millones de migrantes ilegales a México e hizo saber que impondrá aranceles a las importaciones mexicanas, además de declarar a los cárteles como organizaciones terroristas, algo que significaría que mañana pueda caer un misil a un lado de su casa, si es que ahí vive o se esconde el líder de estos grupos del crimen organizado.
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Su visión respecto a la inmigración y el comercio con México está en blanco y negro. Es como si no existieran beneficios para los estadounidenses de ambos temas. Sí, hay costos asociados con la inmigración indocumentada, pero la mayoría de los estudios creíbles apuntan a ganancias económicas netas, entre ellas, bienes y servicios que son más asequibles debido a la presencia de estos inmigrantes y también gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC). Así es como inicia este, el segundo mandato de Trump.
Un personaje al que se le ha llamado como “intolerante”, “racista”, “xenófobo”, “deshonesto”, “tramposo”, sexista”, “misógino”, “machista” y los que se me olvidan.
Estados Unidos no tendrá otra opción que afrontar las consecuencias de sus decisiones electorales en 2024, pero ¿qué podría significar para el mundo? En la esfera económica, es probable que vuelvan a aplicarse los aranceles, no sólo los del 50-60 por ciento que prometió Trump sobre los productos procedentes de China, sino también un arancel cercano al 20 por ciento sobre todas las importaciones estadounidenses, lo que podría volver a provocar una guerra comercial global.
En el ámbito estratégico, Ucrania puede verse obligada a aceptar concesiones degradantes para una tregua con Rusia. Mientras en Gaza y con Irán, Benjamín Netanyahu, de Israel, puede disfrutar de la perspectiva de una actitud de laissez faire.
Este es uno de los días más oscuros de la historia de Estados Unidos. La llegada de Donald Trump tendrá consecuencias incalculables para Estados Unidos, pero también para el mundo. Y, como se esperaba, el presidente Trump −como ya debemos acostumbrarnos a llamarlo− no fue magnánimo en la victoria. Su discurso de “curación” en su triunfal discurso de aceptación es engañoso. Lo que llamó la “edad de oro de Estados Unidos” probablemente sea una edad de hierro para todos los demás.
Si Trump efectivamente impone aranceles punitivos y deporta a decenas de millones de personas, la economía estadounidense se derrumbará. Si se le permite a Elon Musk desmantelar el sistema de seguridad social, muchos millones de estadounidenses lamentarán el día en que votaron por Trump.
En su discurso de victoria, Trump nunca mencionó el exterior. Sin embargo, este resultado es tan trascendental para el resto del mundo como para Estados Unidos. No sólo Trump se ha salido con la suya al redoblar su admiración por los autoritarios y dictadores, sino que estos se sentirán sumamente satisfechos con la perspectiva de que Trump esté en la Casa Blanca. Su enfoque transaccional hacia Putin y Xi Jinping presagia un desastre para Ucrania y Taiwán. Ayer afirmó que “detendría las guerras”, pero sus políticas las harán más probables.
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A Trump no le importa aprender de las lecciones de la historia. Tampoco lo hace ni quiere hacerlo casi la mitad del electorado de ese país que está con él. Estamos al borde del abismo y, como cualquiera que alguna vez haya mirado al abismo, estamos experimentando una sensación de malestar y de hundimiento.
El mundo no aprendió nada. Somos aprendices que no aprendemos nada y que no nos interesa aprender nada. Molière, el dramaturgo francés, no lo pudo expresar mejor en la obra de teatro “Don Juan o el Convidado de Piedra” cuando dice: “La hipocresía es un vicio privilegiado que, con su mano, cierra la boca de todo el mundo y goza descansadamente de una soberana impunidad”.