Tu empresa no tiene que depender de tu tiempo
COMPARTIR
El año pasado, cuando Microsoft México me invitó a moderar su Consejo de Clientes Pymes (Customer Advisory Board) integrado por un grupo de empresarios muy exitosos de distintas actividades y diferentes edades, uno de ellos, el más joven, contó que una vez a la semana jugaba al golf y, para sorpresa de todos, lo hacía entre semana.
Esa sorpresa se convirtió en admiración porque, ciertamente, es muy bueno saber que existen empresarios que cuentan con tiempo libre para realizar cualquier otra actividad que no esté involucrada con el negocio. Es aún más bueno saber que una persona joven no tomó distancia de su empresa porque ya estaba agotado, sino por decisión propia.
Este simple acto habla de su madurez y visión como empresario, ya que se dio cuenta que en el estadio en el que está su empresa, su tiempo es valioso, pero no para dedicarlo a cuestiones operativas, sino para enfocarlo en otras cuestiones más estratégicas. Esto implica confiar en que su equipo, los mandos medios que eligió y en quienes delegó responsabilidades de conducción, podrán tomar decisiones acertadas sin que él tenga que intervenir constantemente como lo hacía antes.
En el libro “Etapas de la Pyme”, mi padre, José María Quirós, nos recuerda que en determinado momento de la empresa, cuando se busca la consolidación de la misma, el empresario “ya no tiene que comprometer sus jornadas reaccionando a las urgencias, pues cuenta con disponibilidad para interpretar la situación y decidir hacia dónde dirigirse. Tiempo libre y suficiente tranquilidad le permiten marcar el camino que seguirá la empresa en adelante”.
Se trata, sin lugar a dudas, de un momento motivador donde se conjugan el mejoramiento de la rentabilidad y el placer de ser empresario. Pero, hay que decirlo, esta no es la realidad que vemos en el común de los empresarios, y mucho menos la que veo yo como consultor.
Muchos empresarios, después de hacer un gran esfuerzo para crear y expandir sus negocios, siguen dándolo todo porque suponen que si no lo hacen el negocio se les va de las manos.
Déjenme decirles por qué esta actitud no es sana para ustedes y para sus negocios.
Vean lo que suele pasar: están todo el día en la empresa y las horas que no están se las pasan pensando en el negocio. En el medio, surge algún inconveniente y ponen su cabeza ahí para resolverlo, dejando lo que estaban haciendo a mitad de camino, pero todavía peor, dejando a sus familias, amigos y a su tiempo de lado.
Como resultado, se agotan porque el negocio no avanza, cuando hasta hace poco todo funcionaba. No entienden por qué pasa esto. Se frustran porque sus empleados no actúan en consecuencia, como si no les importara. De ahí en adelante, siguen una seguidilla de malas decisiones condicionadas por el estrés y el cansancio.
Mi socio, Hernán de la Riva, asegura que, entre otras cosas, esto está ligado a una mala interpretación de las creencias que todos adoptamos, pero que acompañan a los empresarios desde el comienzo. Él dice en su libro “Potencia tu Empresa” que “esas creencias que un día ayudaron a sacar adelante la empresa, a fundarla, a llevarla a la primera gran cuota de éxito hoy pueden estar condicionando tu evolución”.
¿Cómo la condicionan? Hernán dice también que existe la tentación de estar en todo o de menospreciar las habilidades de nuestros colaboradores: “Ahí es cuando nos quedamos sin tiempo y nuestra empresa se estanca” y recomienda: “Una forma de detectar las creencias que nos condicionan hoy en nuestra pyme es uniendo la noción de las creencias con la de los rendimientos decrecientes, en donde los rendimientos de mi organización, de cómo la tengo concebida, no pueden capitalizar todo el esfuerzo o todo el negocio que llega. Donde el tiempo ya no rinde como lo venía haciendo. Donde siento que la organización se me está volviendo pesada cuando hasta hace no mucho todo brillaba”.
Sé muy bien que no es fácil enfrentar estas creencias y que no se trata simplemente de detectar algo y cambiarlo. Es necesario tomar una decisión respondiéndose una pregunta simple, pero que exige de una reflexión a conciencia: ¿Hacia dónde voy?
La respuesta está ligada con el propósito que los impulsó para iniciar este camino como empresarios, pero que en este punto, en verdad, está vinculada con un porqué más íntimo: ¿Querías tener una empresa rentable para vivir dentro de la empresa, sobrepasado de responsabilidades, o para ganar una mejor calidad de vida? ¿Qué significa tener una mejor calidad de vida para ustedes? La respuesta la tienen ustedes.
¿CÓMO QUITARLE MI TIEMPO A LA EMPRESA?
No se trata de tomarse unos días para pensar y luego volver a la misma rutina, sino de tomar la decisión de quitarle tiempo a la empresa porque es una etapa que es ineludible para la evolución natural de la misma: “Es una etapa elegida deliberadamente por aquellos que superan el ciclo ‘etapa de complejidad −reestructuración− nueva estructuración’”.
Asegura, al referirse a la etapa que experimenta una empresa que “La consolidación no es un plan para un momento dado, como lo es el proceso de reestructuración. La consolidación es una postura permanente, ya que los cambios que se encaran serán lo suficientemente profundos y fuertes como para enfrentar desafíos futuros”. Esto no significa que una vez que el empresario tome la decisión de distanciarse y quitarle tiempo a la empresa todo mejorará repentinamente y para siempre, sino que tendrá que saber que es una actitud que deberá sostener en el tiempo.
Como empresarios, tendrán que aprender a elegir y confiar en las personas adecuadas, otorgándoles autonomía para llevar adelante sus responsabilidades de la mejor forma posible, que no es tu forma sino la que brinde mejores resultados. Esto no sólo posibilitará que puedan enfocarse en aspectos más estratégicos, sino que también empodera al equipo y fomenta un crecimiento más sostenible y dinámico.
Por tanto, cuando un empresario logra tener tiempo para sí mismo, tanto él como la empresa ganan. Por esa razón, es momento de cambiar el paradigma de que el éxito empresarial está ligado al trabajo duro constante. Aquellos que logran obtener los mejores resultados son aquellos que saben equilibrar su tiempo y energía de manera efectiva, confiando en el equipo y permitiendo que la empresa encuentre su propio ritmo de crecimiento y desarrollo.
Para profundizar este y otros temas ligados con el liderazgo de una Pyme, los invito a descargar de forma gratuita: Potencia tu Pyme de Hernán de la Riva, socio de Quirós Consultores.