Una cuadra del Centro Histórico de Saltillo

Opinión
/ 8 mayo 2022
true

El edificio que por muchos años ocupó la empresa Muebles Modernos de Saltillo, en Hidalgo y Aldama, fue remodelado en 2004 para dar paso a la sucursal de un comercio regiomontano de mercería y juguetería que ya tenía casa matriz en nuestra ciudad. El negocio permaneció en la esquina por varios años para luego ser cerrado y posteriormente ocupado el inmueble por una empresa de venta de ropa y zapatos por catálogo a través de particulares.

Un buen día, hace 18 años, vimos con tristeza que, de la noche a la mañana, Muebles Modernos de Saltillo, uno de los negocios más viejos del centro, cerró calladamente sus puertas. También sin hacer ruido alguno guardó silencio repentino el programa de radio que todas las mañanas transmitía en vivo la estación KESJ desde el local de la mueblería. Sin más ni más, dejó de anunciar las “grandes ofertas” y alabar el exquisito desayuno que cada mañana saboreaban los empleados de la tienda, consistente, las más de las veces, en las tradicionales “gorditas” rellenas de chicharrón, huevo con chile, frijolitos y asado, que cada día llevaba por turnos el personal y compartía con el locutor. Se acabó el tradicional programa radiofónico, como la tienda misma: de repente.

No obstante su estilo, acorde al último grito de la modernidad en los años cincuenta y totalmente ajeno a la fisonomía del lugar, el edificio que ocupó la mueblería fue durante mucho tiempo punto de referencia en el centro. No tenía nada en común con la casa Purcell, con la cual colindaba al sur y cuyo estilo es absolutamente insólito en el paisaje urbano de Saltillo, ni con su contra esquina, la antigua casona de la familia Sánchez Navarro, que fuera sede de la Presidencia Municipal, de la Secretaría de Educación y actualmente asiento del Centro Cultural Vito Alessio Robles. Tampoco con la esquina sureste de la bocacalle, en donde estuvo el Hotel Universal, que alojó al Casino de Saltillo en sus inicios siendo todavía Casino Militar, edificio convertido finalmente y desde hace muchos años en la casa matriz de la empresa Funerales Martínez.

En ese lado poniente de la calle Hidalgo sólo se ubican la casa que ocupaban las oficinas del señor Purcell y la residencia de su familia, ambas recuperadas por los gobiernos estatal y municipal, la primera convertida en el Recinto del Patrimonio Artístico de la UAdeC y la segunda en el Centro Cultural Casa Purcell y oficinas administrativas del IMCS. En la acera de enfrente se encuentran los edificios de Teléfonos de México, el antiguo, de ladrillo en dos pisos y del que mucho se hablaba de convertirlo en un museo de la telefonía, y el otro mucho más alto y carente de cualquier estilo al parecer un cajón moderno, el horroroso elefante blanco pintado de gris que alberga los equipos necesarios para las conexiones satelitales de telefonía; a los que sigue una pequeña casa habitación sin estilo llamativo y las oficinas funerarias.

La remodelación de que fuera objeto el inmueble al cerrar Muebles Modernos de Saltillo en 2004, empieza a desmoronarse en una de las horribles ventanas simuladas en la parte superior de la fachada. La Junta del Centro Histórico de Saltillo debe ahora cuidar que a esa fachada se le imprima un estilo que guarde más armonía con el entorno arquitectónico, definitivamente no lograda con la fachada tan simple y de mal gusto que le dio la remodelación de hace 18 años. La gran variedad de materiales y revestimientos para construcción que hoy oferta el mercado brinda esa oportunidad para tratar de conjuntar estilos y armonizar el paisaje urbano citadino, tan agredido en años pasados en nombre de una falsa modernidad.

Si bien la casa Purcell es, como ya dije, de un estilo muy ajeno al saltillense, su historia y permanencia de más de 100 años en nuestro paisaje urbano le ha conferido un carácter emblemático y se ha merecido el lugar que ocupa en la cuadra, a poca distancia de la Catedral y la Plaza de Armas. Ya es tiempo de ayudar a su mayor lucimiento.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM