Ya póngales un hasta aquí... a los políticos mentirosos y egocéntricos

Opinión
/ 4 noviembre 2023

El egocéntrico, expresa el psicólogo Manuel Lage, es aquel que se considera como el centro del mundo, el que estima que sus opiniones e intereses son más importantes que los de todos los demás. Su trastorno de personalidad es patológico. Siempre tiene hambre de reconocimiento y es que “el mundo se los debe”. La culpa de cuanto no salga como a él le place es de los demás, cuestiona de manera sistemática y a priori a los otros, la ausencia de autocrítica y de capacidad de rectificación no son lo suyo, la falta de generosidad, de renuncia, de voluntad de converger y de servicio desinteresado, tampoco. Y vaya que los hay con este perfil, en la arena política abundan, con más, con menos, pero suele dárseles con mucha facilidad. De por sí son odiosos, y luego con este lastre.

Otro sambenito que se arrogan es el de ser mentirosos. Siempre mienten, dice la conseja, pero lo que resulta paradójico es que teniendo un régimen de democracia representativa, el ciudadano que se sienta engañado por el incumplimiento de lo que prometió en campaña, no opté votar por otro en la siguiente elección... pero ¿qué cree? Parece que lo mentirosos y sinvergüenzas tienen cartel, en nuestro país al que es honesto no le bajan un milímetro de pen... y por lo general pierde las elecciones. Y es que los pillos, tienen su encanto, o pillas... engatusan como nadie, a más de que reparten de esto y de aquello, para comprar voluntades.

TE PUEDE INTERESAR: Acuérdate de Acapulco...

No obstante, ya va siendo hora de que se esfuercen por cumplir las promesas contenidas en el programa electoral. Y esto se lo tienen que exigir los electores. A mayor pasividad mayor importamadrismo. Ya es tiempo de que la ciudadanía que se siente burlada y engañada les cobre tanta desfachatez.

El político pillastre aprovecha la ignorancia política de la población para embozar opiniones y proyectos sobre temas sensibles, y entonces manipula “matiza” la verdad. Si usted está harto de esta práctica deleznable, infórmese.

Especímenes de esos no van a cambiar si usted no los fuerza. Lea opiniones calificadas sobre los tópicos con los que pretende “darle gato por liebre”. Ya no se deje.

En las redes sociales, hoy tan de moda, para que fluya la información, la opinión suele expresarse por lo regular, sin matices, y nos creemos que el que grita más, es el que tiene la razón, o por lo menos, más repercusión. Y eso no es válido, porque ideas falsas acaban instalándose en la opinión pública.

“El debate público debería basarse en el respeto, escuchar al otro y aceptar su legitimidad –destaca el politólogo Robert Fishman–, para que los ciudadanos puedan decidir a partir de diferencias verdaderas entre unos y otros y no inventadas o manipuladas”.

Un político tiene que ser práctico, pero no necesariamente corrupto. Hasta el más honesto necesita allegarse poder para echar andar sus ideales. Sin poder, como decía Hank González, es un pobre político. El problema es que el grueso de los políticos ven al poder como un fin, no como una herramienta.

Un político responsable no se puede permitir perder piso, es muy fácil cuando todos le hablan a la oreja para decirle que es lo máximo y que todo lo está haciendo bien, sentirse que ya ni el aire que respira lo merece. Si cae ante eso ya se perdió, el poder lo va a dominar, no él o ella, al poder. Yo soy una convencida, de que eso sucede si uno se lo permite.

Mantenerse fiel a sus ideales y a sus convicciones, es el desafío más grande que tiene quien se dedica a hacer política.

El político que hoy día necesitamos, debe ser aquel capaz de ir de las promesas a las acciones. Son las acciones las que van a pintar de cuerpo entero quién es y si valió la pena haberle dado la confianza en las urnas. Mantenerse en contacto permanente con sus votantes, no es asunto de hoy sí y mañana no, es siempre. ¿Cómo carambas va a representarlos si se aleja de la realidad de ellos?

Al político del siglo XXI le tiene que gustar la gente, o que se dedique a otra cosa. Hay un abismo entre los representantes y los representados, por eso la política es vista como algo lejano e indecente. La confianza se honra en los hechos.

TE PUEDE INTERESAR: Los odios políticos: lo que toca lo contamina y hasta lo mata...

El político del siglo XXI tiene que tener vocación de servicio. Quien sirve a través de esta disciplina dignísima que es la política no solo genera el bien común, sino que lo multiplica.

Un servidor público que se precie de serlo tiene el deber de conducirse con ética y compromiso. Tener ética no es sinónimo de estupidez, actuar conforme a principios y valores es lo que va devolverle a la política su preciosa grandeza y su noble destino.

México necesita personas honestas, preparadas, competentes, comprometidas, con espíritu de servicio en la arena pública. No más runfla de vividores y sinvergüenzas cobrando como pachás a costilla de carencias de millones de mexicanos. El 2024 elija en conciencia, bien informado, y exija que cumplan. México va cambiar si usted cambia, no hay de otra. Ya aprenda a comportarse acorde a su investidura ciudadana.

La corrupción y la impunidad han podrido a nuestro país, pero usted es corresponsable, las ha tolerado, ya deshágase de ellas. ¡Qué viva México!

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM