¿El Teatro de la Ciudad se cae? Reportan falta de mantenimiento al Fernando Soler en Saltillo
En medio de las demandas contra la falta de presupuesto y espacios para el teatro en Coahuila, el principal recinto escénico de la Secretaría de Cultura muestra notorias marcas de deterioro
Inaugurado el 26 de marzo de 1979, el Teatro de la Ciudad Fernando Soler es el espacio escénico más grande de Saltillo y uno de los más importantes de todo Coahuila. Esta semana llegó a sus 46 años pero la fiesta se ha visto ensombrecida por la carencia y el deterioro.
Además de que este miércoles miembros del gremio teatral se manifestaron a las afueras del lugar, en paralelo con el evento por el aniversario organizado por la Secretaría de Cultura de Coahuila (SC, el mismo edificio presenta desde hace un tiempo signos deterioro que afectan no solo a los artistas que ahí se presentan, sino a todos sus usuarios en consecuencia.
Los daños observables
Desde hace varios meses el barandal de cantera del atrio presenta un derrumbe en la esquina correspondiente al cruce del bulevar Francisco Coss y la calle de Xicoténcatl, justo detrás de donde se ubica la estatua dedicada al ex-gobernador de Coahuila Óscar Flores Tapia, en cuya administración se creó este recinto.
Cuando esta parte se vino abajo las autoridades colocaron cinta amarilla como advertencia, para evitar algún accidente, pero actualmente no hay un señalamiento o medida para evitar que alguien pueda caer desde ahí.
Aunado a esto, alrededor del edificio se han reportado otras afectaciones a la cantera, pintas menores y presencia de basura y desperdicios, además de falta de mantenimiento a las jardineras. El suelo de piedra también presenta grietas, baches y desgaste, al igual que algunas zonas de las columnas.
Al interior, al menos en las áreas públicas, la situación es diferente y desde el lobby hasta la butaquería continúa en buen estado.

Las restauraciones previas
En estos 46 años el Teatro de la Ciudad ha recibido trabajos de mantenimiento o restauración en mayor menor medida. Uno de los más grandes fue a inicios de los 2000 y durante la administración de Rubén Moreira Valdez se realizaron varios con apoyo del Gobierno Federal.
En 2002, por medio del Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (PAICE) de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México se invirtieron 3 millones 284 mil pesos —con aportaciones de dicho programa, el Estado y el Municipio— en atender “la parrilla del telar, los tiros de contrapeso y el cableado de la alimentación sobre el escenario, así como la modernización del sistema de iluminación, de audio y de la butaquería”.
En 2012 se invirtieron, también con apoyo federal, 6 millones 800 mil pesos para el cambio de alfombras, remodelación del foro, baños, teatro de cámara y camerinos, además de cambio del sistema técnico y la construcción de una concha acústica, que actualmente se sigue utilizando para los conciertos de la Orquesta Sinfónica del Desierto y otras agrupaciones. Al año siguiente se destinaron 2.7 millones de pesos al mantenimiento y remodelación de sus áreas, misma cifra que se invirtió en 2015, el último año del que se tiene registro de trabajos de esta magnitud.
Las consecuencias
La falta de mantenimiento y actualización de los equipos ha repercutido en muchas maneras y en otras áreas del mismo teatro y de la capacidad de la SC para atender las necesidades del gremio teatral y los derechos culturales de los coahuilenses.
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Desde hace un más de un año, aproximadamente, el espacio más utilizado por los creativos locales, el Teatro de Cámara “Jesús Valdés”, se encuentra en desuso. Artistas escénicos mencionan que el equipo de iluminación fue movido a la sala mayor, debido a que ese ya se encontraba en mal estado. Para subsanar esta falta la SC aprovechó el que se utiliza en la Caravana Cultural, pero incluso así el lugar solo fue utilizado para albergar obras de la Muestra Estatal de Teatro en 2024, hace más de 5 meses, a pesar de que el evento fue señalado por la dependencia como el momento en que volvería a estar disponible para la comunidad.
A esto se suma la falta de personal en el Fernando Soler, lo que limita la disponibilidad del Jesús Valdés, mientras que el primero es inaccesible para las compañías independientes locales, debido a los altos costos de renta y las inflexibles restricciones de uso.
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