“Los minutos negros” se estrena en el Festival Internacional de Cine de Morelia
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“Los minutos negros” de Mario Muñoz es la adaptación cinematográfica de la novela del escritor mexicano Martín Solares.
Para el escritor mexicano Martín Solares, la adaptación cinematográfica de su novela “Los minutos negros” es la culminación de una historia que lo obsesionó desde pequeño: la desaparición de niñas y la impunidad tras estos delitos.
Cuando era chico, una serie de desapariciones y muertes de niñas azotaba a su natal Tampico, en el estado de Tamaulipas, actualmente uno de los más violentos del país.
“A un amigo mío le desaparecieron a la vecinita, a su compañera de juegos de la siguiente casa, en esa racha de asesinatos”, dijo Solares en una entrevista por videollamada desde la Ciudad de México a propósito del estreno del filme en el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde forma parte de la selección de largometraje mexicano en competencia.
“Crecí escuchando leyendas urbanas y de repente cuando mis papás no me lo contaban, viendo ese tipo de imágenes pavorosas en el periódico y sobre todo bajo el miedo de que a alguien que tú conocieras le sucediera algo similar”, agregó. “Veinte años después me encontré escribiendo esa novela de modo obsesivo. Me tardé 10 años de mi vida en escribir ‘Los minutos negros’”.
Apenas había pasado un mes de su publicación, en 2006, cuando le llamaron de su editorial para decirle que un director de cine llamado Mario Muñoz estaba interesado en adaptarla.
“Yo no podía creer que eso estuviera ocurriendo tan rápido, pero la química con Mario fue instantánea”, dijo Solares.
Muñoz, quien por entonces se encontraba en la postproducción de su ópera prima, “Bajo la sal”, es un lector ávido de novelas policiacas y en este proyecto logró unir dos de sus pasiones: el cine y la literatura.
“Cada vez que hago algo siento que es pagarme a mí mismo una maestría”, dijo el realizador. “Es increíble la cantidad de cosas que aprendes y que te enseña cada proceso. Para mí esta fue una maestría en adaptación”.
Solares y Muñoz escribieron juntos el guion de esta película protagonizada por Leonardo Ortizgris, Enrique Arreola, Sofía Espinosa y Kristyan Ferrer, que se desarrolla en los años 70 en una pequeña ciudad del Golfo de México donde ocurren una serie de asesinatos de niñas.
“Queríamos contar una historia que se saliera de los moldes hollywoodenses y contara cómo es la búsqueda de la justicia en México. Más que una novela policiaca predecible, queríamos contar una historia sobre dos policías y esa fue la lucha”, dijo Solares.
La película tardó 15 años en concretarse y, cuando finalmente estaban preparándose para estrenarla a principios de 2020, llegó la pandemia. Con tiempo extra por el cierre de los cines, aprovecharon para pulir la edición.
“El COVID nos permitió a todo el equipo de postproducción tener un poco de perspectiva para poder ver la película que teníamos entre manos y cómo poder hacerla crecer. Ese año de calma nos dio tiempo para poder refinarla y refinarla”, dijo Muñoz.
Pero no todo fue positivo: a Solares le dio COVID y por un momento pensó que, luego de 25 años desde que comenzó a escribir la novela y se involucró en la adaptación, no llegaría a ver “la película tantos años deseada y tantos años imaginada”.
El principal interés del autor y el cineasta es cambiar la manera de entender la justicia, o su falta de impartición, en México.
“Las víctimas de la violencia no tienen que convertirse en un número o una estadística”, señaló Solares. “Y la ficción que Mario consiguió hacer creo que tiene esa grandísima ventaja, que trata a cada personaje como si fueran seres vivos únicos, importantes y entrañables para alguien”.
Macetón, el personaje de Ferrer, nos ayuda a adentrarnos en este mundo de traiciones y autoridades corruptas. En la novela el personaje tiene 50 años, mientras que en la película es un joven que comienza entusiasmado su trabajo en la policía municipal, acompañando a los oficiales Rangel (Ortizgris) y Romero (Arreola) buscando pistas para resolver el caso, pero pronto se da cuenta de que todo es diferente a lo que se imaginaba.
“Él desde esta cosa casi zen de solamente observar, nos crea la identificación y vamos con él en la historia y de alguna manera enfrentamos como él qué hacer”, dijo Muñoz.