El mito de Emily Dickinson: la mujer que revolucionó la poesía del siglo XIX

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/ 29 junio 2023

Emily Dickinson nació en 1830, escribió casi 1800 poemas y muchas, muchas cartas, pero su imagen se ha visto envuelta en una leyenda, se dice que era una mujer asexuada, recluida, siempre vestida de blanco, aunque las cartas y poemas que le escribió a Susan Gilbert cuentan otra historia

En 1883, Emily Dickinson le habría enviado una carta a un editor llamado Thomas Niles, en esta incluyó dos poemas, uno de ellos sobre una congregación de grillos y otro sobre un paisaje nevado, pero, para que el editor tuviera la imagen completa, también le mandó el cadáver del grillo.

Emily nació en Amherst, Massachusetts, el 10 de diciembre de 1830, asistió a la escuela primaria durante 4 años, en 1940 fue a la Academia de Amherst, para luego, a los 16 años, ir al Mount Holyoke College durante un año, aunque no volvió para recibir más educación. Y así nació la leyenda.

Dickinson es la primera poeta mujer incluida dentro del canon de la literatura americana, fue la primera en ser aceptada en ese círculo de autores consagrados, pero ¿Por qué?

$!La imagen de mujer loca, recluida y recatada, sirvió para que Emily entrara dentro del canon y, durante mucho tiempo, esa es la idea que se va a perpetuar, hasta que se empiezan a hacer mayores investigaciones.

Según Eugenia Flores Soria, catedrática de la UAdeC, poeta, ensayista y columnista de esta casa editorial, fue porque “sí era una genio, pero era un caso aislado, es una excepción a la regla”. Eugenia señala que esta era una de las herramientas que se utilizaba para disminuir el trabajo de las mujeres, para admitir ciertas excepciones, pero no a todas. También nos va a recordar el caso de Sor Juana en México, que al igual que Emily, va a carecer de madres (madres literarias), va a ser vista como un caso aislado, una excepción a la regla, cuando no lo era.

Emily Dickinson fue una mujer culta del siglo XIX, su padre estuvo en el congreso de Estados Unidos, su abuelo abogado, clérigo y apasionado de la academia. Su genio no fue al azar, ella no era una isla, “sabemos ahora que Dickinson era una admiradora de Elizabeth Barret (...). Emily Dickinson no es una autora que está tan desconectada del mundo”.

Aunque esa no es la versión que se conoce de Emily.

EMILY, LA LOCA

Dickinson fallece en 1886 de la enfermedad de Bright (glomerulonefritis parenquimatosa degenerativa), condición que afectaba los riñones y que era muy común en su época. Va a dejar escritos 1789 poemas, de los cuales sólo se habrán publicado algunos cuantos en diferentes periódicos, de estos le va a dedicar 276 a su cuñada, Susan Dickinson (de soltera, Susan Gilbert, Sue para Emily).

Cuando Emily muere, su hermana menor, Lavinia, va a intentar que se publiquen sus poemas, originalmente se los dará a Susan Dickinson, pero esta se tomará mucho en la edición, así que los poemas son entregados a Mabel Loomis Todd y Thomas Higginson y aquí es donde la historia se pone interesante.

Mabel era la amante de Austin, hermano mayor de Emily y esposo de Susan, por lo que había una gran enemistad entre Susan y Mabel, así que, cuando edita la obra de Emily, también se van a borrar o modificar fragmentos enteros, todos aquellos que mencionen a Sue.

¿POR QUÉ ERA CRUCIAL ELIMINAR A SUSAN DICKINSON?

La primera razón es evidente, a Mabel no le agradaba Susan, la otra razón, sobre todo en el siglo XIX en el que se veía común que las mujeres tuvieran “amistades románticas” entre ellas, no lo es tanto. Una vez, en una carta, Emily le dijo a Sue “nosotras somos las únicas poetas — todos los demás son prosa”. Urgía cortar a Sue.

Mabel y Thomas van a editar la obra de Dickinson, pero no solamente eso, también van a crear a Emily. Van a distribuir en sus prólogos la imagen de una mujer reclusa, virginal, que siempre vestía de blanco, tal vez despechada, que nunca salía, que no hablaba con nadie, que vivía allá lejos donde vive la poesía y solamente se dedicaba a escribir. Venden una Emily asexuada, extraña, un poco loca, una genio lejana de lo terrenal y les funciona.

Flores Soria cree que “siempre es más atractiva esa historia, vende más, es más aceptada por el canon, difícilmente un canon tan rígido, más en esa época, va a aceptar que es una mujer (...) que se cultivó, tuvo lecturas, estudió”.

La imagen de mujer loca, recluida y recatada, sirvió para que Emily entrara dentro del canon y, durante mucho tiempo, esa es la idea que se va a perpetuar, hasta que se empiezan a hacer mayores investigaciones. A mediados del siglo XX se van a publicar sus poemas completos, sin tantas ediciones, y no será hasta 1998 que se van a reunir las cartas que Emily le escribió a Sue.

Siempre es más atractiva esa historia, vende más, es más aceptada por el canon, difícilmente un canon tan rígido, más en esa época, va a aceptar que es una mujer (...) que se cultivó, tuvo lecturas, estudió”.

LA CORRESPONDENCIA

Emily no es romántica, es decir, no pertenece al romanticismo, corriente que predominó en el siglo XIX. Eugenia Flores señala que va a ser una precursora del modernismo, en ella ya se ven rasgos modernos, sin embargo, sus cartas a Sue están goteando, chorreando, desangrando la intensidad característica del siglo XIX.

Emily y Sue se conocieron cuando eran adolescentes y su relación creció durante todos los años que Dickinson estuvo viva. Sue se va a convertir en su confidente, su primera lectora y su musa. Van a tener una correspondencia copiosa, a pesar de que son vecinas, viven en dos casas contiguas. La relación entre ambas era tan íntima que fue ella, Susan, quien preparó su cuerpo para su entierro y quien escribe su obituario.

$!Si bien es cierto que en los últimos años de su vida, Emily sí se recluyó, no toda su vida fue el encierro.

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¿ERA EMILY DICKSON LESBIANA?

Tal vez sí, tal vez no, pero si juzgamos por sus cartas, por sus poemas y por las elecciones que tomó en su vida, parece acertado decir que al menos sí estuvo enamorada de una mujer.

Si bien es cierto que en los últimos años de su vida, Emily sí se recluyó, no toda su vida fue el encierro. Flores Soria dice que lo que hace un genio “es asimilar la cultura de su época y conocerla y profundizarla. Esto de que es un personaje aislado y, de repente, por un rayo de divinidad, escribía con los ojos cerrados, dictando lo que los dioses le decían, pues no”

Emily escribía en los márgenes, en los sobres, en pedazos de papel, escribía mucho, para Sue y para ella, pero no lo hizo desde la inconsciencia, ni cegada, lo compartía, mandaba sus poemas en sus cartas, se publicaron algunos de ellos, se los dedicaba a la mujer de su vida. Emily era poeta, más allá de todo lo demás, era poeta y, quizá, como dice Sue en su obituario, si se recluyó en algún momento fue porque “el silencio sagrado de su propia casa constituía la atmósfera ideal para su trabajo”.

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