Kamen Joshi, las japonesas enmascaradas que triunfan a ritmo de pop-rock

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/ 25 abril 2016

Estas chicas de entre 19 y 26 años ocultan su rostro tras unas máscaras de hockey inspiradas en la que Jason Voorhees lucía en el filme "Viernes 13" ("Friday the 13th", 1980).

Son jóvenes y guapas, pero salen al escenario cubiertas con una máscara. Las 18 chicas del grupo Kamen Joshi se han convertido en la última sensación del alocado panorama musical nipón y están dispuestas a triunfar en el extranjero.

Estas chicas de entre 19 y 26 años ocultan su rostro tras unas máscaras de hockey inspiradas en la que Jason Voorhees lucía en el filme "Viernes 13" ("Friday the 13th", 1980), y rompen con la tónica de las formaciones femeninas de Japón, donde el físico es uno de sus puntos fuertes.

Las integrantes de Kamen Joshi, que han conseguido vender más de un millón de copias de sus tres sencillos, actúan diariamente en su teatro P.A.R.M.S, en el barrio de Akihabara en Tokio, armadas con pistolas lanza gas, motosierras multicolor y armas futuristas, cabeceando y convulsionando sus faldas de volantes y tul.

En este enclave de la capital nipona, el barrio de la electrónica por excelencia, tienen su sede destacadas formaciones del panorama musical japonés como AKB48, el grupo que marcó el "boom" "aidoru" (del inglés "idol", ídolo), basado en explotar la apariencia adorable de un intérprete.

El grupo fue creado en 2013 por la agencia nipona Alice Project como una formación de seis chicas y el número de integrantes ha aumentado a la par que su número de seguidores.

La decisión de llevar máscaras les ha proporcionado "una imagen visual única que les ayuda a destacar entre el saturado panorama de los grupos de 'idol'", explica a Efe el periodista especializado en música japonesa Patrick St. Michel.

Además, el experto considera que la banda "ha trastocado una de las piedras angulares de este tipo de música", que es explotar los rostros bonitos de sus integrantes.

Kamen Joshi cuenta con una audiencia anual de 300,000 personas en su teatro, según cifras de Alice Project, pero todavía les queda camino por recorrer para llegar al nivel de competidoras como las icónicas ABKB48 o Babymetal.

Para ello, el grupo tiene previsto aumentar sus conciertos en el extranjero, sobre todo en Asia, después de haber actuado en Hong Kong en 2015, y el pasado enero y marzo en el Ascot (Anime Song Concert Tour) de Singapur y en Shanghái, respectivamente.

Hasta allí llevaron temas como el último de sus tres sencillos, "Genkidane" (2015), del que se han vendido más de 200,000 copias y alcanzó el primer puesto en la lista de éxitos nipona Oricon en enero del año pasado, el mes de su lanzamiento.

Pero su ambición va más allá. No satisfechas con ser capaces de reunir a más de 150,000 personas en el Saitama Super Arena en Japón, estas chicas enmascaradas aspiran a hacer las Américas, según confiesa a Efe Yuki Sakura, una de las integrantes originales.

"Estados Unidos es una de las cunas del entretenimiento y me encantaría ver cómo responde el público estadounidense a nuestras actuaciones", cuenta entusiasmada la joven de 23 años antes de saltar al escenario en una de las por lo menos once actuaciones que estas veinteañeras ofrecen a su público semanalmente.

Entre sus seguidores, la mayoría hombres, hay desde adolescentes hasta "salaryman" (concepto nipón que describe a los trabajadores trajeados que pueblan las oficinas de los rascacielos de Tokio), que corean sus letras, agitan barras luminosas y hacen pogos (una forma de bailar que se caracteriza por dar saltos y que se desarrolla a partir de choques y empujones entre quienes lo practican).

Nobotaro, de 44 años, es uno de sus fan más fieles. Acude al teatro unas cuatro o cinco veces por semana desde que comenzaran las actuaciones porque siempre le ha gustado el rock, y en la música de Kamen Joshi encontró algo que le gustó desde el primer momento.

Algo similar le ocurrió a Manabu, de 34 años, quien además de compartir afición por este género musical, confiesa que lo suyo con el grupo fue "amor a primera vista".

Quizá algo tuvo que ver el hecho de que cada día, aquellos que compran material del grupo, tienen la oportunidad de estrechar la mano y charlar con las chicas.

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