“La dignidad y la elegancia no me las quita nadie”: Marisa Paredes

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/ 12 abril 2016

Hace algunos años que Paredes no rueda en España: su último trabajo allí fue "La piel que habito".

A Marisa Paredes nunca le quedó bien la etiqueta de "chica Almodóvar": siempre fue, más bien, una de sus divas, como suele describirla el director español. "Lo de la diva tiene que ver con los personajes que me ofrecen, que son divas normalmente. Yo la diva la puedo hacer muy bien y eso ha quedado en el inconsciente colectivo", aseguró la actriz.

De visita en Panamá, donde es una de las invitadas especiales del Festival de Cine (IFF) y en el que fue homenajeada con una proyección especial de "Tacones lejanos" (1991), de Almodóvar, a la que asistió acompañada por su coprotagonista, Miguel Bosé, Paredes confesó en entrevista con dpa y un grupo reducido de medios: "Es verdad que me ofrecen muy pocas limpiadoras de suelo, pero cuando me las ofrecen me pone muy contenta".

Entre las mujeres más llanas que ha interpretado se encuentra la particular "Sor Estiércol" de "Entre tinieblas" (1983), su primer colaboración con el gran director manchego, o la Irene Gallardo de "Profundo carmesí" (1996), del mexicano Arturo Ripstein, donde se puso en la piel de rica beata.

"En teatro he hecho bastante otros personajes que tienen más que ver con la vida cotidiana, pero es cierto que hay algo siempre en mí que habla de la elegancia. Pero creo que eso tiene que ver efectivamente con una actitud. Puede que no tenga dinero, pero la dignidad, la elegancia, esa cosa no me la quita nadie", aseguró la actriz.

Paredes comenzó a actuar a los 14 años tras tocar las puertas de varios teatros y superar la resistencia de sus padres, los humildes encargados de una portería de un edificio sobre la Plaza Santa Ana, en Madrid. "Siempre he tenido una gran conciencia social por el hecho de nacer en una portería. Mi madre era portera y criaba cuatro hijos en una casa llena de gente de dinero. Yo decidí que el teatro iba a ser mi vida. Era la puerta de la libertad, de la luz. Allí dentro se vivía otra vida, se rompía la miserabilidad de lo externo".

El mundo del teatro era, para Paredes, fascinante también por otras razones: "Sobre todo porque España en aquel momento era negra, terrible, había una dictadura férrea, sin descanso", dijo en referencia a los años de franquismo (1939-1975). "Y esa actitud, que a veces es muy vanidosa y arriesgada, yo la he mantenido siempre. Esa cosa de decir 'conmigo no van a poder'. Entonces en lugar de irme para abajo, me fui siempre para arriba", aseguró.

En ese ascenso tuvo mucho que ver su encuentro con Almodóvar, con quien también rodaría "La flor de mi secreto" (1995), "Todo sobre mi madre" (1999) y "La piel que habito" (2011).

"Cuando Pedro empieza en la movida filmando con su camarita Super 8 ya en ese entonces se notaba que era un ser con una inteligencia, una inventiva y una creatividad... algo que tenía que ver con romper...su mundo era algo completamente distinto", rememoró Paredes, para quien, durante mucho tiempo, las mujeres en el cine español eran como "un jarrón".

"Eran muy guapas, normalmente tenían muchas historias de amor, los hombres mataban por ellas, eran seres de perdición, pero siempre con un puntito, ¿no? Era decir 'ella no es autosuficiente, necesita a un hombre'. Era el ideal en ese momento en el cine".

Por suerte, señaló, eso fue cambiando y los papeles para las mujeres dentro del cine español se agrandaron y reflejaron cada vez más los cambios que se estaban viviendo en el país, sobre todo tras la llegada de la democracia. Y luego llegó Almodóvar y volvió a redefinirlo.

"Los personajes de la mujer de Pedro son siempre muy femeninos. Tienen muchísimas debilidades pero a la vez muchísima fortaleza: son unas mujeres muy modernas, incluso a pesar de las dificultades, del amor loco con un hombre, del abandono...pero no se quedan en esa primera lectura, sino que van, salen, resucitan, luchan, tienen eso de 'conmigo no van a poder'", señaló.

"Cuando Pedro te llamaba era una gran expectativa, era querer saber qué tipo de mujer te iba a ofrecer dentro de qué contexto. Si te metías en ese mundo sabías que harías cosas buenas y grandes. Yo siempre he dicho que diez años antes no hubiera podido hacer nada de lo que quería, porque en el franquismo había una censura bestial".

Hace algunos años que Paredes no rueda en España: su último trabajo allí fue "La piel que habito". En el último tiempo se la pudo ver en películas como la portuguesa "Las líneas de Wellington" (2012), de Valeria Sarmiento, o la comedia italiana "Mi familia italiana" (2015), de Cristina Comencini. En marzo pasado, la actriz, que sorprendentemente nunca ganó el Goya, fue homenajeada en los Fotogramas de Plata españoles por su trayectoria.

"Los homenajes son fantásticos", dijo Paredes. "Lo primero que pienso siempre es que he trabajado muchísimo. Y que tengo que escribirlo todo porque si no se me va a olvidar".

Por eso, uno de sus próximos proyectos es, como muchas otras actrices, escribir sus memorias. "No quiero mitificar nada. Quiero hablar de las cosas como eran, como son, que no son blanco ni negro, tienen grises, marrones, muchas cosas", comentó. "Quizá esa sea mi próxima película”.

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