‘Matar o morirme’: ‘La civil’ buscará justicia por mano propia
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El filme dirigido por Teodora Ana Mihai sobre una madre que busca a su hija desaparecida, y que fue ovacionado en el Festival de Cannes 2021, llega a los cines de México este 19 de mayo
La hija de Cielo fue secuestrada, las autoridades no ayudan y, ante la incertidumbre, esta madre no encuentra más opción que actuar por su cuenta. Su historia es ficción, pero la inspiración que hay detrás es muy real y el mensaje es latente para los mexicanos.
“La civil”, la más reciente película de la cineasta mexicana por adopción Teodora Ana Mihai, llega esta semana a cines nacionales (en Saltillo estará en Cinépolis Nogalera y Cinemex Galerías), tras recibir ovaciones en el Festival Internacional de Cine de Cannes . VANGUARDIA habló con la directora sobre el proceso de abordar desde la ficción un tema tan real y presente en el país.
Estamos acostumbrados a ver este tipo de temas desde lo documental, periodística o de datos duros ¿Cómo fue para ti abordar el tema de las desapariciones desde la ficción?
“Empezó con un largo de investigación, de unos dos años y medio. Siempre abordo cualquier película, documental o ficción, de la misma manera; hago mi tarea, quiero entender, quiero tener muchos testimonios y entender la complejidad del asunto. De hecho, yo iba a hacer un documental desde el punto de vista de adolescentes y durante la investigación fue evolucionando, cambié el punto de vista al de una mamá, por una mamá que conocí que me dijo ‘abro los ojos cada mañana y siento que es matar o morirme’. Esas palabras hicieron el click en mi cabeza que yo quería comprender y compartir; cómo es que una mamá, un ama de casa, llega a este tipo de conclusión tan fuerte.
“Me di cuenta que no iba a lograr lo que yo quería, hablar de lo que quería hablar exactamente de manera documental, observacional. Entonces me di cuenta que con todo el material que tenía, un guion de ficción me iba a ayudar a levantar esta historia de manera metafórica. Porque no se trataba para mí de apuntar el dedo a un estado, o un político, o contar la historia de una persona específico, sino volver un personaje metafórico de todas las mamás y de todas las personas que están buscando a sus desaparecidos en todo el país”.
¿Cuáles fueron estas guías que querías seguir al momento de crear la historia?
“Para mí la gran ironía que me impactó fue la complejidad del asunto. Cuando la violencia toca a uno, lo jala a unirse al círculo vicioso de violencia y Cielo, el personaje principal, empieza como víctima, pero a lo largo de la historia tiene que transformarse, tomar el papel en sus propias manos y al hacerlo paga un precio muy importante. Pasa unos límites morales propios que es un gran precio y el riesgo de perderse, literal y metafóricamente, como persona.Esa complejidad, que hay bien en el mal y mal en el bien, humanizarlos y darle muchos matices, y no solo quedarnos en el discurso del bueno y el malo de la película, eso fue muy importante para mí”.
¿Encontraste más ejemplos de personas que, al buscar a sus familiares desaparecidos, están ante ese riesgo de perderse a sí mismos?
“Creo que todas las personas que están buscando lo hacen en una situación de desesperación tan profunda, sobre todo cuando están enfrentándose a la incertidumbre. De lo que vi en los familiares es que sufren, si es posible, aún más al no saber, que al tener una respuesta positiva o negativa. En todo ese proceso están en riesgo de perderse. ¿Cuánta fortaleza se necesita para seguir adelante?”.
¿Qué significa para ti, para la película, la recepción que tuvo en Cannes? Esto pensando en términos del público que existe allá y las diferencias culturales.
“Lo sorprendente es que al final no lo fue tanto, porque me di cuenta de la universalidad de la historia desde un principio. Fue una colaboración internacional porque fue coescrita por una mujer rumana adoptada, como decía Chavela Vargas. ‘los mexicanos nacen donde les da la rechingada gana’. Yo nací en Rumania, pero desde un principio fue una colaboración. Y en cada cultura, en cada país, uno entiende, puede comprender el asunto de una mamá que busca a su cría. Y desde un punto de vista existencial, creo que uno de los miedos más grandes que tenemos todos es el de perder a un hijo. Entonces eso como dato ya sobrepasa cualquier frontera, cualquier situación política o social y encuentra empatía de un público muy vasto”.
¿Encontraste en las proyecciones en México alguna respuesta distinta a las que hubo en otras partes del mundo?
“El asunto es mucho más personal. Está en las noticias, es una herida profunda en México. Se estrenó en el Festival de Morelia, el año pasado. Fue acogido de manera muy bella, emocionante. Después del estreno vino una pareja con una hija desaparecida y me emocionaron muchísimo, porque vinieron a agradecerme prácticamente y eso no lo esperaba en lo mínimo. Me calentó el corazón que se sentían representados de alguna manera, en esa visión y también el público, el general, fue algo muy lindo, me dijeron que me habían adoptado como cineasta mexicana porque había logrado captar la idiosincrasia mexicana de manera sensible y no lejana a lo que es.
“Y quiero agregar que estoy súper agradecida de haber trabajado con Arcelia Ramírez, que está cargando la película en su espalda, además de otros grandes actores como Álvaro Guerrero, Jorge Jimenez, Daniel García, y muchos más, Eligio Mendelez, Mónica del Carmen. Como tengo formación en lo documental me gusta mucho mezclar (histriones) con curriculum muy largo con actores más jóvenes, con mucho potencial, pero con menos experiencia. Me gusta dirigir esta mezcla, hay mucha frescura y mucha magia ahí”.