Con material de desecho, estudiantes mexicanas crean sustancia útil en pruebas forenses

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/ 16 mayo 2017

Para la investigación, se utilizaron guantes usados en laboratorios clínicos; el desarrollo fue merecedor del primer lugar de la Expo ciencias e Ingeniería 2017, realizado en la Universidad de Sonora

Con el propósito de disminuir la contaminación generada por el desecho de plásticos y dar a estos un nuevo uso, estudiantes de la Universidad de Sonora (UNISON) innovaron el proceso de creación del luminol al utilizar cloruro de polivinilo (PVC) para fabricarlo. El desarrollo fue merecedor del primer lugar de la expo ciencias e ingeniería 2017, realizado en la UNISON.

Giovanna Sandoval Larios, estudiante de Químico Biólogo Clínico en la UNISON, explicó que al fenómeno que provoca el brillo del luminol se le denomina quimioluminiscencia, ya que se produce una ‘‘luz fría’’ a partir de una reacción química.

Para innovar la creación del material se recolectaron primeramente productos de PVC con cierta flexibilidad como bolsas de plástico o guantes usados en los laboratorios, ya que éstos contienen “ftalatos”, que son usados como plastificantes y que le proporcionan flexibilidad al polímero.

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Para dicha experimentación se utilizaron guantes usados en laboratorios clínicos, los cuales fueron cortados en cuadros pequeños, se colocaron dentro de un matraz de fondo redondo de 500 mililitros (mL) y se les adicionó alcohol Iso-propilico. Después, la fórmula se calentó por una hora usando además un agitador magnético.

Guadalupe Adilene Baker López, coautora del proyecto, añadió que “Al momento de observar que la mezcla tenía un color distinto al inicial, se extrajeron del matraz los pedazos de guantes, que ya habían perdido flexibilidad. Nos quedamos con la fase líquida donde quedaron disueltos los ftalatos de di-isohexilo, a la mezcla se le agregó hidróxido de sodio para hacer un ftalato de sodio que tenía una consistencia cremosa”, refirió la estudiante de la UNISON.

Posteriormente se añadió a lo obtenido ácido clorhídrico para formar ácido ftálico y se sometió a una temperatura constante de 300 °C para que resultara el Anhídrido ftálico.

En ese momento se obtuvo una consistencia verdosa a comparación de las anteriores, pero aún se le añadieron reactivos como ácido sulfúrico, nitrato de sodio, y automáticamente hubo una elevación de temperatura de aproximadamente 110 grados centígrados, para lo cual se tuvo que enfriar con ayuda de hielo. Posteriormente, el producto fue sometido a un tratamiento químico llamado nitración y resultó un Anhidrido 3-Nitroftálico, detalló Sandoval Larios.

Al dejar reposar lo obtenido se solidificó con el frío, y se logró una consistencia de un gel al que se le añadió agua, para obtener el ácido. Después se le añadieron reactivos como sulfato de sodio, glicerina y acetato de sodio, quedó un compuesto denominado 3-Nitroftalhidrazida.

Finalmente, se le agregó hidroxido de sodio, sulfato de sodio y aluminio convencional para reducir el grupo nitro a amina, y se obtuvo un producto color naranja característico llamado 3-aminoftalhidrazida o luminol.

La investigación, en la que se comprobó que el material adquiría un color azulado al contacto con sangre, tuvo una duración de un mes y fue asesorada por el Químico Farmaceutico Biólogo Ramón Efraín Lugo Sepúlveda, profesor de Química orgánica de la UNISON en la unidad regional norte campus caborca. 

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