Me apena lo sucedido, pues había advertido en la mandataria algunos visos, siquiera fuesen mínimos y cautelosos, de independencia personal frente al jefe máximo, pero una acción como la que cometió el pasado 5 de febrero pone a la Presidenta en la misma afrentosa y personalista tesitura de AMLO, y la asemeja al cacique en el desprecio a la legalidad y a las instituciones y en la cerril hostilidad a quienes no se someten a su voluntad.