Desaladoras, un alivio contra la sequía, aquí te explicamos sus ventajas y desventajas
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El agua es un bien escaso y necesario y las recurrentes sequías convierten la desalinización del agua del mar en una posible solución para los limitados recursos hídricos; sin embargo, el proceso desalinizador tiene también sus desventajas; su costo elevado
Para la definición de los recursos hídricos de una cuenca solo se contemplaban en épocas pasadas los ríos y acuíferos de la misma, que se ampliaban con la reutilización y la mejora de su gestión.
En la actualidad, el aumento de población, las sequías recurrentes, la contaminación y el cambio climático presionan la disponibilidad del agua de las fuentes convencionales y obligan a dirigir la mirada al mar, donde más agua hay.
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Los mares y océanos cubren aproximadamente el 71 % de la superficie terrestre, pero de un agua salada, que antes hay que desalar y hacer potable y disponible.
DESALINIZACIÓN, UN PROCESO QUE NO ES NUEVO
La desalinización del agua es una técnica que consiste en retirar la sal del agua, haciéndola útil y de calidad, tanto para consumo humano como productivo (agricultura, industria, y sector servicios).
El proceso de desalinización no es nuevo, de ello hablaron ya los griegos Tales de Mileto, Plinio, Demócrito o Aristóteles, a quien precisamente se atribuye la creación del primer evaporador conocido que utilizaban los barcos para conseguir agua dulce en sus travesías.
Sin embargo, es en el siglo XIX cuando aparecen ya máquinas de vapor con agua de mar como prototipo de la desalación a partir de la condensación, a las que siguieron las primeras plantas portátiles de comienzos del siglo XX, inventadas durante la Primera Guerra Mundial para asegurar el abastecimiento de agua a las tropas durante la contienda.
No será, no obstante, hasta después de la Segunda Gran Guerra, cuando surjan las plantas desaladoras más parecidas a lo que conocemos en la actualidad.
ÓSMOSIS INVERSA, LA TÉCNICA MÁS EXTENDIDA
Las técnicas existentes para desalar agua son varias, pero las más comunes pasan por la desalinización por destilación (evaporación) y por ósmosis inversa, y esta última es la más desarrollada.
La desalación por destilación se realiza al separar mediante calor los diferentes componentes líquidos de una mezcla, mientras que el proceso de desalación por ósmosis inversa consiste en bombear agua a alta presión a través de membranas semipermeables que separan agua y sal.
Las sales e impurezas filtradas se expulsan así del dispositivo en forma de solución concentrada de salmuera, uno de los problemas que alegan los detractores de esta técnica, junto con el elevado consumo de energía.
No obstante, el sistema de ósmosis, utilizado incluso por la NASA para procesar la orina de los astronautas y convertirla en agua pura, es el más extendido y avanzado en el mundo y su implantación supone más del 60 % respecto a otros métodos.
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Más reciente es la tecnología llamada de celda microbiana de desalación (MDC), que la empresa española Aqualia patentó en Europa en 2020 y en Estados Unidos en 2021 y que desala el agua sin aporte externo de electricidad, utilizando la materia orgánica de aguas residuales como fuente de energía.
LOS MÁS DESALADORES
En el mundo hay unas 19.000 plantas de desalinización, según la International Desalination Association, y producen unos 100 millones de metros cúbicos de agua pura al día.
Los principales países productores y consumidores de agua desalada son Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Kuwait y Catar, que poseen un tercio de todas las desaladoras del planeta.
En la actualidad, la desalinización del agua forma ya parte de las políticas y planificaciones hidráulicas del mundo.
NO ES “AGUA” TODO LO QUE RELUCE
Sin embargo, no es “agua” todo lo que reluce, y como todas las tecnologías, ésta también tiene defensores y detractores.
Los primeros aseguran que el consumo de estas plantas es inferior al coste de la infraestructura de un trasvase y al impacto ecológico de la misma.
Los detractores, que alertan del importante consumo de energía eléctrica con el consiguiente coste elevado de operación, advierten también del impacto medioambiental que supone la salmuera generada en el proceso y que para eliminarla sólo cabe su traslado y evacuación al mar con lo que ello significa de agresión a la biodiversidad marina.
Estudios recientes revelan que las desaladoras generan un 50 % más de salmuera de lo que se creía en un principio.
Según Domingo Zarzo, presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización del Agua (AEDyR), “por cada 100 litros de agua que entran, 45 son de agua producto y 55 de agua de rechazo o salmuera”.
Y aunque la tecnología y los estudios avanzan para aminorar el impacto y aumentar la disponibilidad del necesario recurso, las recomendaciones pasan por el ahorro y la concienciación sobre el uso del agua, un bien escaso y vital, y un desafío en el que está involucrado el mundo.
DESTACADOS:
+ Los mares y océanos cubren aproximadamente el 71 % de la superficie terrestre, pero de un agua salada, que antes hay que desalar y hacer potable y disponible.
+ La desalinización del agua es una técnica que consiste en retirar la sal del agua, haciéndola útil y de calidad, tanto para consumo humano como productivo (agricultura, industria, y sector servicios).
+ Las técnicas existentes para desalar agua son varias, pero las más comunes pasan por la desalinización por destilación (evaporación) y por ósmosis inversa, y esta última es la más desarrollada.
Por Mª. Ángeles Martínez Merino EFE-Reportajes.