Descubren centro ceremonial prehispánico en la montaña más alta de México
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El hallazgo lo realizaron investigadores mexicanos en una ladera del Pico de Orizaba en Puebla.
Investigadores mexicanos descubrieron un sitio arqueológico en el volcán Pico de Orizaba, la montaña más alta de México, que puede corresponder a un centro ceremonial prehispánico, informó hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En un comunicado, señalaron que "el sitio ceremonial constituye hasta el momento el más grande de esa cúspide" y su antigüedad podría oscilar entre los periodos Clásico o Epiclásico; es decir, entre el año 200 y 900 d.C.
En el recinto, identificado con el nombre de Poyauhtlan, "lugar donde se hacen ligeras las nubes", se halló cerámica decorada y objetos piedra como restos de pizarra, navajillas y puntas de flecha de obsidiana gris.
La estructura presenta unas dimensiones de 1.188 metros cuadrados, con 35 metros de largo por cada uno de sus cuatro lados.
"El sistema constructivo es a base de hiladas de piedras de basalto y tezontle, que a simple vista tienen como aglutinante solo tierra", señalaron los investigadores.
Además, la edificación cuenta con un par de salidas o aperturas.
Por la altitud y la estructura arquitectónica, similar al sitio ceremonial ubicado en la cima del Monte Tláloc, en el céntrico Estado de México, señalaron que este espacio era utilizado para rituales de lluvia.
En 2005, gracias a una fotografía aérea, Arturo Montero, miembro del Proyecto Eje Investigación, Estudio, Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural y Ecológico en los Volcanes, observó esta estructura cuadrangular y dedujo que se trataba de un adoratorio prehispánico denominado tetzacualco.
No fue hasta 2017 cuando investigadores ascendieron a la cumbre de este volcán, conocido en nahuátl como Citlaltépetl, para verificar la imagen satelital.
A más de 4.200 metros de altura, con una vista hacia el Valle de Puebla-Tlaxcala, fue hallado dicho sitio arqueológico, cuyas investigaciones siguen en marcha.
Por su parte, la arqueóloga del INAH María de Lourdes López Camacho afirmó que en la ladera oeste del volcán donde se ubicó el adoratorio la intervención humana es mínima, ya que no está dentro de los recorridos habituales de los montañistas.