El planeta frente a un nuevo pacto climático en la COP21
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Uno de los acuerdos internacionales más esperados será que para el año 2020 se reduzca el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En países megadiversos como México se tienen que modelar las consecuencias del desplazamiento de especies y plagas, destacó el director del Instituto de Biología de la UNAM.
México, D.F..- La vigésimo primera Conferencia de las Partes sobre cambio climático (COP21), también conocida como 2015 Conferencia de París sobre Clima, reunirá del 30 de noviembre al 11 de diciembre a políticos y científicos de 195 países con el objetivo de alcanzar acuerdos legalmente vinculantes para hacer frente al cambio climático.
De ese encuentro se espera pactar la reducción en un 15% de gases de efecto invernadero para el año 2020, dijo Jean-Paul Moatti, presidente y director general del Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo (IRD) en su reciente visita a México, en la que sostuvo reuniones con científicos y autoridades gubernamentales para realizar colaboraciones conjuntas de investigación básica.
El profesor de economía señaló que “si continuamos así por veinte más y no hacemos un giro radical, llegaremos a una situación que será irreversible”. Su visita se debió, entre otros, al restablecimiento de relaciones entre el IRD y México. El IRD colaborará a través de iniciativas científicas con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), con la formación de laboratorios de investigación mixtos (por su componente internacional).
Uno de los proyectos más relevantes será el estudio de las zonas áridas con la participación de Perú, Brasil, África, México y Francia. En días pasados se dieron los primeros pasos al firmar una plataforma de colaboración científica y técnica con Conacyt sobre las tierras áridas para el estudio del cambio climático y la comprensión de la zona intertropical, una franja que abarca los trópicos de Cáncer y Capricornio, con efectos en América Latina, África, y los océanos Pacífico y Atlántico.
“El IRD desarrollará sus propias actividades de investigación pero también serviremos como vínculo entre el conjunto del sistema de investigación superior y universitario francés con los colegas de los países del sur”, detalló durante la conferencia “Cambio Climático y Objetivos de Desarrollo Sustentable: ¿Cuáles son las interacciones posibles?”, que impartió en el auditorio “Nabor Carrillo” de la UNAM.
El calentamiento global requiere de la participación de todos los países para llegar a una solución, ésta no puede venir de las naciones del norte de manera vertical porque se requiere de consensos y acuerdos voluntarios: “Hoy en día los Objetivos del desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas se imponen al conjunto del planeta, no sólo al sur. Norte y sur, cada quien tiene que hacer su parte”, dijo Moatti, quien agregó que Francia, a través del IRD, es el único país del norte que tiene 50 colaboraciones en 28 países, y su interés es esencialmente realizar investigación básica.
Se prevé que las poblaciones más afectadas con el cambio climático serán las que habitan los países por debajo del ecuador, que acumulan pobreza y desigualdad social, con el adicional de que el cambio climático exacerbará esas desigualdades e inequidades. La migración de africanos hacia las costas europeas se explica en gran medida debido al cambio climático, a la pobreza, inseguridad alimentaria, enfermedades causadas por plagas, etcétera, expresó Moatti.
En el panorama más pesimista, si no se revierte la tendencia, de acuerdo con el presidente-director del IRD, y la temperatura aumenta 5ºC al final del siglo, se tendrán episodios extremos de sequía el 60% de los veranos, o sea, casi sistemáticamente. Habrán olas de calor con mayor intensidad en la banda intertropical en uno de dos veranos, perturbaciones en el ciclo del agua en el África subsahariana y otras regiones tropicales, lluvias torrenciales y, paradójicamente, sequías más intensas.
Megabiodiversidad en riesgo
En vísperas del encuentro en París, Víctor Manuel Sánchez Cordero-Dávila, director del Instituto de Biología de la UNAM e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, dijo en la conferencia que un principio fundamental en un mundo sustentable es la conservación de la biodiversidad. Uno de los impactos del cambio climático ya demostrados es que “las especies se van a desplazar a diferentes regiones geográficas, se pronostica el ensamblaje de nuevas comunidades bióticas en diferentes regiones, nuevas interacciones, por ejemplo, para la polinización, así como la extinción masiva de especies con consecuencias aún desconocidas”.
Estos factores son relevantes y se tienen que tomar en cuenta en países megadiversos como México, que poseen el 70% de la flora y fauna del planeta con un alto número de especies endémicas, especies únicas que no se encuentran en otra parte del mundo. Sánchez sugirió modelar las consecuencias del cambio climático como el desplazamiento de especies y plagas, vectores de infección y reservorios de zoonosis —de importancia en la salud pública y de riesgo agrícola— y la deforestación en los ecosistemas megadiversos a diferentes escalas geográficas: regional, subcontinental, continental y mundial.
“La biodiversidad nos ofrece oportunidades de aprovechar de manera sustentable a muchas especies de flora y fauna para alimento, salud, recreación, entre otras; también nos proporciona muchos servicios ecosistémicos estrechamente vinculados con el bienestar humano como son la polinización, la disponibilidad y recarga de mantos freáticos que posibilitan el acceso al agua potable, y la formación de suelos ricos en nutrientes”, consideró.
Salud y cambio climático
Uno de los encuentros más esperados en París será entre científicos y médicos porque con el calentamiento global las catástrofes como tsunamis, tormentas, huracanes, sequías, etcétera, convergen con las enfermedades infecciosas y se ven favorecidas por el fenómeno. Habrá áreas donde históricamente no se habían presentado plagas o enfermedades transmitidas de animales a humanos, conocidas como zoonosis (como el ébola).
“De las mortalidades anuales inducidas por el cambio climático tenemos que el dengue no es tan importante, sólo provoca la muerte a 300 personas pero requieren de infraestructura hospitalaria. Exclusivamente en América en 2007 se registraron 200 mil casos, de los cuales 30 000 lo tuvieron en forma hemorrágica, requirieron hospitalizaciones”, señaló Moatti, especialista en ciencias económicas y sociales de la salud.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud ubican a otras enfermedades que representan una mayor mortandad y que tienen que ver de manera indirecta con el cambio climático. La malaria, por ejemplo, causa 33 000 muertes anuales en promedio, también otras que aparentemente no son de gravedad como las diarreas también con 33 000 muertes anuales, ello se explica ante la carencia de infraestructura, medidas sanitarias y medicamentos en algunas naciones.