Enrique Estrada: Cazando el movimiento
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El pintor Enrique Estrada compartió con Vanguardia la declaración de inquietud que es ‘Serie Movimiento’, exposición que llega a Saltillo, al Museo Rubén Herrera
Para Enrique Estrada “Serie Movimiento” no es solo la necesidad de proporcionar flujo constante a sus obras, sino que es la muestra viva de su rechazo a permanecer estático tanto en el arte como en la vida: para él no hay nada más agotador que permanecer en lo que ya domina.
El público de Saltillo puede ser testigo de esta exploración del camino de Estrada en la exposición que se inauguró el pasado jueves en el Museo Rubén Herrera por la directora del Instituto Municipal de Cultura Mabel Garza y el coordinador de Comunicaciones Interestatales de Bellas Artes Rafael Santin.
Enrique Estrada es originario de Chiapas, estudió en la Escuela Nacional de Artes y fue discípulo del muralista David Alfaro Siqueiros junto con un grupo de artistas que estudiaban con él, atravesando diversas etapas en su desarrollo artístico.
La muestra está compuesta por 21 piezas entre pinturas y esculturas que resumen cerca de 12 años en los que el artista ha trabajado esta estética, aunque originalmente la colección también cuenta con dibujos y fotografías que lamenta no puedan ser incluidas a su exhibición en Saltillo por falta de espacio.
En su trabajo, Estrada se vincula estrechamente con los futuristas italianos y el movimiento cubista, “partiendo” sus piezas con una perspectiva única que le otorga el efecto movedizo a sus pinturas.
Estrada explicó para VANGUARDIA que las esculturas llegaron en un momento muy particular pues es “un pintor o escultor que reflexiona mucho”, “hasta sacar lo que quiero, y no es fácil, las cosas no se dan de regalo, casi siempre es algo muy difícil de ganarse y cortar en segmentos algo y enriquecerlo es una especie de reverberación de las figuras que hasta ese momento eran planas”.
Así, con el paso del tiempo su concepción artística era en dos dimensiones, pero como él explicó, sus necesidades expresivas lo hacían sentir atorado en la pintura que para aquel entonces ya era como una fórmula “y cuando uno comienza a repetirse debe empezar a desconfiar, ahí es cuando debes cambiar”.
Así, el expositor trae a Saltillo una muestra que describe como muy
intensa pero también muy pensada y muy decantada con los años que se ha dedicado a perfeccionar esta técnica que para él continúa ofreciendo posibilidades.
“Me atrevería a decir que en la vida y en el arte hay que atreverse, no quedarnos en la timidez de lo que pudo haber sido, hacer el esfuerzo, yo lo hice cuando me dije que no podía seguir haciendo pinturas y fue cuando el volumen me dirigió en este sentido”, dijo.
Señaló que en la repetición se pueden encontrar caso como el del muralista y grabador Raúl Anguiano, e incluso para él fue sorpresivo encontrar esta característica en el propio Rubén Herrera.
“ Un caso muy dramático con el que me estoy encontrando ahorita, y lo digo en tono celebratorio, es el de Herrera, este estupendísimo artista de la localidad que es una pena que haya muerto tan joven, pero él no se atrevió”.
Para el pintor lo más difícil no es atreverse al cambio, sino convertir al cambio en el lenguaje de uno y aunque para él es muy probable morir con el movimiento entre las manos, el repetirse no le emociona pero asegura sentirse siempre emocionado por descubrir qué más hay.
“Tu tienes un punto de partida y uno de llegada y a veces lo que sucede en el camino, la travesía y emular en proporción la historia de Ulises es lo que interesa, hay que atreverse a seguir el flujo de la vida y del momento histórico que a uno le toca vivir”, dijo Estrada.
En la pintura, explicó, sucede que les vivencias son únicas, los cantos de la inspiración los reciben todos de manera distinta y el autor busca la manera de cada vez poder expresar mejor su lenguaje.
“Es como estar enamorado, esa es una de les experiencias más profundas que puede vivir un ser humano y sin embargo si uno lo pinta es ridículo, si uno lo hace música son violines insoportables, la poesía amorosa es la más riesgosa de todas, porque simplemente hay experiencias intransferibles que les vive uno con una intensidad enorme, pero si les quieres transmitir, qué difícil... “, finalizó.