Hacia un mundo sin malaria
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Casi la mitad de la población mundial está expuesta a la malaria, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
“Acabemos con el paludismo para siempre” es el lema elegido para conmemorar el día mundial contra esta enfermedad, que se celebra el 25 de abril. Dicho lema refleja la visión de la Estrategia técnica mundial contra la malaria 2016-2030 que tiene como finalidad disminuir de manera drástica la carga mundial de la enfermedad en los próximos 15 años.
Concretamente, sus metas son: reducir la tasa de incidencia de casos de paludismo en, al menos, un 90%; reducir la tasa de mortalidad por paludismo en un 90% como mínimo; eliminar el paludismo en por lo menos 35 países y prevenir el restablecimiento de la enfermedad en todos los países que no la tienen.
La OMS considera que estos son objetivos “ambiciosos pero alcanzables”. De hecho, el Informe Mundial sobre el Paludismo 2015 precisa que 57 de los 106 países afectados por la enfermedad en el año 2000 consiguieron reducir el número de nuevos casos en al menos un 75% llegado el 2015. En ese mismo periodo, otros 18 países lograron reducciones de entre un 50% y un 75%.
CASI LA MITAD DEL PLANETA, EN RIESGO
“Desde el comienzo de este siglo, las inversiones en prevención y tratamiento del paludismo han evitado más de 6 millones de muertes”, expone Margaret Chan, directora general de la OMS. “Sabemos qué medidas son eficaces. El reto ahora está en intensificar aún más nuestros esfuerzos”, subraya.
Aunque los avances en la lucha contra la enfermedad han sido muy destacables, todavía quedan importantes retos por delante. Así, la OMS señala que unos 3.200 millones de personas, es decir, casi la mitad de la población del planeta, están en riesgo de contraer paludismo.
El paludismo, o malaria, es una enfermedad potencialmente mortal causada por parásitos del género Plasmodium que se transmiten al ser humano mediante la picadura de mosquitos infectados. Concretamente, son las hembras de los mosquitos Anopheles quienes propagan la enfermedad.
El parásito causante de la malaria llega al flujo sanguíneo del ser humano a través de la picadura del mosquito. “Si otro mosquito pica a esa persona, el parásito infecta al insecto y el ciclo continúa”, explican los especialistas de Médicos sin Fronteras.
Asimismo, indican que la mayoría de los casos de malaria se deben a cuatro especies del parásito Plasmodium (falciparum, vivax, ovale y malariae). “De todos ellos, el Plasmodium falciparum es el responsable de más muertes”, señalan.
Entre los síntomas de la enfermedad destacan la fiebre, el dolor de cabeza y los vómitos. Por lo general, estos síntomas comienzan a aparecer entre 10 y 15 días después de la picadura del mosquito. “Si no se trata rápidamente, el paludismo puede poner en peligro la vida del paciente en poco tiempo, pues altera el aporte de sangre a órganos vitales”, precisa la OMS.
Para combatir la malaria, la OMS hace hincapié en la importancia del diagnóstico y el tratamiento temprano, pues “atenúan la incidencia de la enfermedad, reducen sus efectos mortales y contribuyen a prevenir su transmisión”.
En lo relativo al tratamiento, esta entidad considera que la mejor opción terapéutica disponible, especialmente para el paludismo por Plasmodium falciparum, es el tratamiento combinado con artemisinina. Dicho tratamiento incluye artemisinina y otro fármaco.
La OMS señala que en los últimos años se han detectado resistencias de los parásitos a la artemisinina en cinco países de la subregión del Gran Mekong: Camboya, Myanmar, República Democrática Popular de Laos, Tailandia y Vietnam. En este sentido, destaca que el tratamiento combinado con artemisinina “cura a la mayoría de los pacientes, siempre que los parásitos no sean resistentes al otro fármaco”.
LA MALARIA SE PUEDE PREVENIR
No obstante, es importante recordar que la malaria se puede prevenir. Así, la OMS indica que la lucha antivectorial es el medio principal para reducir la transmisión de la enfermedad.
Para luchar contra los vectores, esto es, contra los mosquitos que transmiten el paludismo, recomienda utilizar mosquiteros tratados con insecticidas y fumigar el interior de las viviendas con insecticidas de acción residual.
En los países donde la enfermedad es endémica, “además de curar los casos clínicos de malaria, se hacen tratamientos supresivos, es decir, se dan medicamentos de vez en cuando para evitar la transmisión y para que las personas que estén infectadas se puedan curar”, explica Mar Lago, miembro de la Unidad de Enfermedades Tropicales del Hospital Carlos III de Madrid (España).
“Los tratamientos supresivos se administran, sobre todo, a los niños, que son quienes más casos clínicos de malaria presentan, y a las embarazadas, pues corren el riesgo de abortar o de dar a luz niños con malaria congénita. También se suelen dar tratamientos supresivos, como quimioprofilácticos, en época de lluvias, que es cuando hay más mosquitos”, añade.
En el caso de quienes viajan a países donde existe malaria, la doctora Lago recomienda tomar la medicación quimioprofiláctica, salvo en caso de alergia a los medicamentos. La especialista subraya que, si bien la eficacia no es del 100%, suele ser de más del 90%, dependiendo de los medicamentos, pues existen varias opciones, y evita las formas graves de la enfermedad.
Otra arma para luchar contra la malaria es la vacuna. De hecho, las vacuna RTS,S está muy avanzada. Ha sido evaluada mediante un gran ensayo clínico realizado en siete países africanos y ha obtenido el dictamen favorable de la Agencia Europea para la Evaluación de Medicamentos.
Esta es una vacuna contra el Plasmodium falciparum, el parásito de la malaria que más muertes causa en el mundo y el más prevalente en África. Sin embargo, la RTS,S no protege contra el Plasmodium vivax, que predomina en muchos países fuera del continente africano.
“La vacuna se considera una herramienta complementaria para controlar la malaria en África, que puede añadirse, pero no sustituir, a las medidas preventivas de probada eficacia contra la malaria, al diagnóstico y a los tratamientos”, expone la OMS.
“Tenemos muchas esperanzas en esa vacuna. Se está investigando e invirtiendo mucho en ella”, destaca la doctora Lago.
Respecto al objetivo de reducir la carga de malaria en al menos un 90% para 2030, la especialista afirma que ha disminuido bastante la incidencia de malaria a nivel mundial. “Pero falta mucho por hacer, pues no depende sólo del tratamiento que le das al paciente para salvarle la vida y que frena la transmisión, también depende del control vectorial, de la vacuna y de otros factores”, manifiesta.
En este sentido, la OMS considera que es preciso “reforzar con urgencia los sistemas de vigilancia para responder oportuna y eficazmente a la enfermedad en las regiones en las que es endémica, prevenir los brotes y epidemias, hacer un seguimiento de los progresos alcanzados y conseguir que los gobiernos y la comunidad internacional asuman la responsabilidad de la lucha contra el paludismo”.
DESTACADOS:
+++ “Desde el comienzo de este siglo las inversiones en prevención y tratamiento del paludismo han evitado más de 6 millones de muertes”, expone Margaret Chan, directora general de la OMS.
+++ El Informe Mundial sobre el Paludismo 2015 precisa que 57 de los 106 países afectados por la enfermedad en el año 2000 consiguieron reducir el número de nuevos casos en al menos un 75% llegado el 2015. En ese mismo periodo, otros 18 países lograron reducciones de entre un 50% y un 75%.
+++ “Tenemos muchas esperanzas en la vacuna. Se está investigando e invirtiendo mucho en ella”, destaca Mar Lago, miembro de la Unidad de Enfermedades Tropicales del Hospital Carlos III de Madrid.
Purificación León/EFE-Reportajes